Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

Tenemos gente terrible a los mandos

Discurso de Tucker Carlson en la apertura de la gala del 50º aniversario de la Fundación Heritage el viernes 21 de abril de 2023

Discurso de apertura de la gala del 50º aniversario de la Fundación Heritage el viernes 21 de abril de 2023.

Me encanta la música, gracias, sois muy amables. Me siento un poco mal vestido viendo a esta multitud de gente guapa y bien vestida. Acabo de llegar del trabajo, y si llevas un esmoquin en la tele se creen que estás en una gala benéfica, así que no quería que pensaran, ya saben, que estaban viendo un Teletón, así que perdonen mi apariencia, es increíble estar en una sala con mucha más gente de la que vive en mi ciudad. He estado en un ascensor durante tres años, así de rara se ha vuelto mi vida, así que está muy bien estar en una sala llena de gente agradable.

Y quiero darle las gracias, padre Scalia, donde quiera que esté, por su llamada a la oración. Por alguna razón, realmente me ha llegado. Sí, ha sido así, y de hecho le diré, ya que estamos nosotros solos y nadie nos está viendo, que eso me recordó que no rezo lo suficiente por el país y que debería hacerlo. Estoy enfadado, pero la respuesta es incluir al país en tu oración, así que gracias por recordárnoslo. De todos modos, gracias, sólo quiero empezar diciendo que estoy agradecido de estar aquí y quiero decirles por qué estoy aquí. 

Hay dos razones específicas. La primera y más inmediata es que durante las pasadas elecciones de mitad de mandato de este otoño me equivoqué en casi todas mis predicciones. Normalmente no tomo partido en estas carreras electorales, porque qué sé yo, en realidad no me dedico a cubrir la información política y no estoy tan interesado, pero esta vez estaba tan enchufado y tan sensible que me convencí a mí mismo de que había una ola, de que se venía una liberación política, y se lo conté a nuestros telespectadores con todo lujo de detalles y les presenté a una serie de candidatos que posteriormente perdieron, como el nuevo gobernador de Nueva York o muchos otros, y fue tan humillante equivocarse tanto en público, equivocarse tan a menudo, no de vez en cuando, delante de otras personas, que pensé que tenía que tomarme un tiempo libre y pensar por qué me había equivocado tantísimo.

Así que me fui a cazar faisanes. No es que fuera culpa de los faisanes, pero es una forma de despejar la mente. La caza de aves no es buena para las aves, vaya, pero es muy buena para uno mismo, y terminé en Dakota del Sur con Kevin [Roberts, presidente de la Fundación Heritage], entre otras personas, incluyendo un par de mis compañeros de cuarto de la universidad, y me quedé muy impresionado por él como persona. Y después de haber pasado mi vida en Washington, puedo decirles, si no son de aquí, que la pregunta clave acerca de cualquier persona que dirige cualquier institución en Washington es cómo de falsa es esa persona. Dios envía mensajes; no podemos descifrar su significado inmediatamente, así que no sé lo que aquello significaba, pero fue algo claramente significativo.

El hombre que dirige la Fundación Heritage no es en absoluto falso. De hecho mi conclusión sobre él fue que es completamente real, una persona honrada, que habla en serio, no está interpretando un papel, y fue tan emocionante para mí ver eso, y por cierto, me lo ha confirmado una de las personas de seguridad de la Heritage que estaba entre bastidores conmigo. Le he preguntado, porque los chicos de seguridad, como saben, son todos expolicías, ya saben, han visto de todo, han visto a la Humanidad en todos sus estados de embriaguez y desnudez, ya nada les sorprende, y saben quién es real y quién no, así que les he preguntado qué pensaban, y uno de ellos me ha dicho a la cara: «Iría a la guerra por él», y esta es la clase de personas que te dicen la verdad, ¿por qué iba a mentirme? Yo ni siquiera sé su nombre, pero él lo ha dicho en serio. Así que ver a un líder, un verdadero líder al timón de una institución que tiene importancia, que tiene el tipo de relevancia que tiene la Fundación Heritage, ha sido emocionante, absolutamente emocionante para mí, porque la historia de la última década es la del colapso del liderazgo, no de la población. 

La gente sigue siendo noble y decente hasta donde yo sé, todavía vivo aquí, nunca me iré, tenemos gente buena, pero tenemos gente terrible a los mandos, y no sólo de nuestro gobierno, sino de las instituciones en las que crecí: la Iglesia Episcopal, mi escuela secundaria, ya saben, podría seguir y seguir. Todas estas instituciones están dirigidas por gente débil, y es lo mismo que en un matrimonio: un marido débil produce una esposa enfadada, y líderes débiles producen un país enfadado, eso es verdad, y ver a alguien que no es un líder débil al timón de la Fundación Heritage sencillamente me emocionó, así que quería venir por esa razón.

La segunda razón es rendir homenaje y dar las gracias de alguna forma a Ed Feulner [creador de la Fundación Heritage] por darme mi primer empleo, que cambió mi vida, y eso que decir que no fue una contratación prometedora sería un eufemismo. No es falsa modestia; en realidad, en todo caso lo estoy subestimando. Yo estaba recién salido de la universidad sin un título ni un trabajo y con la idea de casarme con mi novia, algo que posteriormente hice, y me encontré con un obstáculo gigante en la forma de un padre sacerdote episcopal que me dijo que no: «Antes búscate un trabajo». 

Y no sólo no tenía un trabajo, sino que no tenía ni idea de lo que quería hacer, así que me presenté a un par de lugares diferentes: a la CIA, ni se lo imaginan, a algún internado en Rabat porque pensé, ya saben, Marruecos, estándares más bajos, tal vez me contraten, pero no. Y así terminé en la Fundación Heritage, como han escuchado [en mi presentación], como verificador y corrector en Policy Review, la revista trimestral de la Fundación Heritage. 

Este trabajo cambió mi vida por completo. Me pagaban 14.000 dólares al año más un billete de cien dólares por Navidad, que el señor Feulner entregaba personalmente a todo el personal. Al menos la mitad de ellos lo usaron para bajar a comprar alcohol a la licorería, que creo que ahora forma parte de la residencia de los becarios, pero esto fue hace mucho tiempo. Fue hace tanto tiempo que fumaba en mi oficina, así de tanto; eso es como como ir a trabajar en mula, sólo para ponerlo en el contexto de la Historia Americana. 

Así que fumaba en la oficina; de hecho, un día Matt Spalding me dijo que dejara de hacerlo y pensé, vaya, este programa de modernización está yendo demasiado rápido para mí, no me hago con ello. Siempre he sido conservador en el sentido más verdadero, pero Matt tenía razón y lo dejé de todas formas, pero sí, fue hace mucho mucho tiempo, y en el transcurso de ese trabajo, aunque no me hice rico, para ser sincero con ustedes, aprendí lo que quería hacer durante el resto de mi vida, que era convertirme en periodista. Eso sucedió realmente bajo la guía de un hombre llamado Adam Meyerson, que era el director de la revista hace 32 años.

Es realmente la persona más amable para la que he trabajado, amable y paciente. Y él me consideraba un completo nazi, creía que yo era un lunático y yo sabía que lo pensaba, pero fue paciente conmigo durante todo mi año y medio allí, me ayudó a conseguir mi siguiente trabajo en un periódico en Arkansas, porque nadie más me hubiese contratado. Así que me consiguió ese trabajo, entró en mi cubículo y me dijo: «¿Quieres mudarte a Arkansas?» Así que llamé a mi prometida, que era profesora de religión en la escuela episcopal local, y le pregunté: «¿Quieres mudarte a Arkansas?» ¡Qué mujer tan maravillosa ha resultado ser! Y ella dijo: «¡Por supuesto! ¿Está cerca de Colorado?» Bueno, es que ella quería ir allí, es muy del noreste en su corazón, pero lo hicimos y nos encantó. Y si llegué allí fue porque Adam Meyerson creyó que su trabajo consistía en ayudarme a conseguir mi próximo empleo, porque su trabajo era formar a gente razonable e introducirlos en el periodismo, incluso si eso significaba enviarlos a Arkansas.

Estaba pensando en la Fundación Heritage esta mañana en la ducha. No es un lugar en el que suela pensar en la Heritage, pero hoy sí, y lo que la hace grande. Una de las mejores cosas sobre la Fundación Heritage a lo largo de sus 50 años de vida es que siempre ha contratado a mucha gente, y eso es una cosa infravalorada, realmente lo es. Dar a la gente un empleo, incluso si es uno de 14.000 dólares al año más un billete de cien dólares para alcohol, a ese alguien le cambias la vida, le pones en una trayectoria, al menos eso fue cierto para mí, me refiero a que yo no había sido un buen estudiante, por decirlo con suavidad, y aunque yo siempre me vi como alguien inteligente, ninguna otra persona lo veía de ese modo hasta que llegué a la Fundación Heritage. No estoy seguro de que estuviesen muy impresionados, pero te trataban como a un adulto porque tenían altos estándares intelectuales, estándares de honradez, y la idea en Heritage cuando trabajé allí no era sólo que estábamos luchando esta guerra contra el otro bando, por supuesto, pero de ahí no se deducía lógicamente que en Heritage uno pudiese decir lo que quisiera; sólo porque el otro bando fuese corrupto no significaba que tú pudieras serlo también. Realmente se aferraban a los más altos estándares de precisión factual y honradez intelectual. Ellos lo decían realmente en serio, lo ponían en práctica, e incluso si no estabas de acuerdo con ellos eran muy serios, eran gente intelectualmente seria, todas las personas con la que trabajé.

La recepcionista en la oficina de Policy Review iba a la escuela por las noches para aprender ruso. Justo la semana que empecé en Policy Review la Unión Soviética colapsó, una cosa asombrosa: el golpe contra Gorbachov en la tercera semana de agosto de 1991 fue la semana en que yo empecé en la Heritage y, en retrospectiva, por supuesto, porque nunca se aprecia la importancia de las cosas mientras te están pasando, no sabes realmente de qué trata la película hasta que termina, pero en el momento no nos dábamos cuenta del todo de dos cosas: una, que toda nuestra orientación política estaba basada en la guerra entre Estados Unidos y la Unión Soviética, la Guerra Fría, que en gran medida era una guerra, y absolutamente toda nuestra política, como aquellos de ustedes que tengan mi edad o más recordarán, giraba en torno a ese conflicto central.

Estábamos en conflicto con un país que era a la vez anti-mercados y anti-cristiano, y eso ponía claramente de relieve nuestras propias creencias y lo que sucedería cuando esa guerra terminase, cuando ya no existiera ese contraste tan claro. Esa es la primera cosa, y la segunda es que jamás podría haber supuesto durante la tercera semana de agosto de 1991, cuando fuimos testigos de la muerte del totalitarismo, que alguna vez llegaría aquí. Simplemente no podíamos imaginarlo; creíamos que las victorias eran permanentes, y por supuesto no lo son. Esa es la primera lección de la Historia, que nada es permanente excepto nuestra propia muerte y Dios, pero no lo entendíamos del todo bien. 

Y si me hubieran dicho entonces que esta semana el Departamento de Justicia iba a acusar a un grupo de gente con la que no estoy de acuerdo en muchos temas diferentes, los socialistas nacionalistas negros de Florida no son exactamente mi perfil demográfico, pero que los iban a acusar por criticar la posición de la administración de Estados Unidos, la posición de la administración Biden en la guerra en Ucrania, y que los iban a acusar de delitos graves por los que cada uno se enfrenta a 10 años de prisión, si alguien me hubiese dicho entonces que esto podría suceder aquí me habría reído de él. «¡No, tenemos una Primera Enmienda, así no puede suceder aquí!» Pero ha pasado, eso y otro montón de cosas más que son gravemente inquietantes en realidad, y las personas que se criaron en la historia de la Guerra Fría y la realidad de la Guerra Fría, como decía antes la gente de mi edad, cincuenta y tres años, más o menos saben hacia dónde va esto, así que el propósito de mi charla, que por cierto voy a hacer que sea breve, porque soy un hablador empedernido… Soy un hablador empedernido, puedo hablar literalmente para siempre, ni siquiera se hacen una idea de mi capacidad de locuacidad, quiero decir que no tiene fin, es un pozo sin fondo. Ya saben, si se les cae una moneda de 25 centavos del mirador del Empire State Building, ¿cuánto tiempo tardaría en chocar contra la acera? Siempre decíamos eso cuando éramos niños, y en mi caso no se oiría nunca, literalmente. 

Así que voy a terminar y Kevin y yo mantendremos una conversación y hablaremos de cosas mucho más edificantes, pero sólo quería decir dos cosas sobre el momento actual, porque pienso en ellas todo el tiempo, y luego cada tarde, porque soy básicamente sueco, así que tomo una sauna todos los días como descanso [Risas]. No estoy bromeando, todos los días, nunca me la pierdo, y toda mi familia lo hace, es como nuestra contribución cultural. «Oh, somos suecos, oh, es un origen étnico muy profundo, oh, sí, muchas tradiciones suecas, deberían oír nuestra comedia, es hilarante», pero lo único que hago es tomar una sauna para despejar la cabeza y alejarme de todas estas cosas, pero nunca puedo y solo uso mi tiempo allí para embrollarme más. Pero aquí hay dos conclusiones a las que he llegado que creo que son un poco menos deprimentes que la más obvia, que es que el país verdaderamente va a gran velocidad en la dirección equivocada; sí, no es broma, en formas que son sencillamente insondables. 

Para la gente de la edad de mi padre, por ejemplo, que tiene ochenta y dos años y es un hombre muy decente sobre el que podría hablar horas, y al que por cierto he visto esta mañana… Él nació en un orfanato llamado el Hogar para los Pequeños Vagabundos en Boston y se convirtió en un hombre exitoso, en el director de una agencia federal, y sirvió en el Cuerpo de Marines, y para la gente de esa edad es demasiado, en realidad el cambio es demasiado abrupto, no pueden metabolizarlo, realmente es demasiado horrible. Pero para aquellos de nosotros que todavía estamos comprometidos en tratar de averiguar lo que esto significa más allá del rechazo que sintamos por ello, yo diría dos cosas: la primera es que miras a tu alrededor y ves a mucha gente romperse bajo la tensión, bajo la presión de arriba abajo de lo que sea que estamos pasando. Y lo observas con desdén y tristeza a medida que ves a gente que conoces convertirse en colaboracionistas, los ves revelarse como cobardes, comulgando con lo último, con algo nuevo que es claramente venenoso, algo estúpido, diciendo cosas en las que no creen porque quieren mantener sus puestos de trabajo.

Si hay una sola persona en esta sala que no haya observado esto mismo a través de George Floyd, el COVID y la guerra de Ucrania, que levante la mano. ¡Oh, nadie! Todos saben de lo que estoy hablando, y uno se siente muy decepcionado de la gente, y se da cuenta de que el instinto de manada es quizás el instinto más fuerte, quiero decir que puede que sea aún más fuerte incluso que el instinto de hambre y el instinto sexual. El instinto que es inherente a ser como los demás y no ser expulsado del grupo, no ser rechazado, es un impulso muy fuerte en todos nosotros desde que nacemos. Y se apodera de nosotros desafortunadamente en momentos como este, y es aprovechado por la gente mala en momentos como este para producir uniformidad.

Ves a la gente seguir la corriente y pierdes el respeto por ellos; eso ciertamente me ha pasado a mí a lo grande en los últimos tres años. No estoy enfadado con la gente, sólo estoy triste, decepcionado. ¿Cómo puedes estar de acuerdo con esto? Sabes que no es verdad, pero lo estás diciendo de todos modos. ¿De verdad estás poniendo tus pronombres en tu correo electrónico? Eres ridículo, ¿sabes? Pero nadie más piensa que todo esto es ridículo. «Oh, no, los pronombres en el correo electrónico…» ¿Y qué significa eso? Dicen cosas que no pueden ni definir: ¿LGTBQIA Plus? ¿Quién es el Plus? El plus está invitado a mi show en cualquier momento, encuentren un plus y lo entrevistaré: «¿cómo es ser un plus?, ¿soy un plus?», lo digo en serio, «me siento como si fuera una adición ¿me convierte eso en un plus?» Nadie sabe lo que es, y toda la sociedad está con eso de LGTBQIA Plus, está bien, ¿cuál es el plus? «¡Oh, cállate racista!» De acuerdo. 

Así que llegas a ese punto y sientes, y esta es una de las razones por las que estaba un poco sobrecogido por la emoción mientras rezaba el padre Scalia, porque me di cuenta de que estaba tan disgustado por el comportamiento de algunas personas a las que quiero, francamente, en un país al que venero y al que siempre he venerado, que no estaba rezando por el país. Eso es cosa mía, todos deberíamos hacerlo. Volviendo a mi punto, ves la tristeza de lo que está sucediendo, pero hay, como siempre lo hay, es un hecho de la naturaleza y la teología y de la realidad observable: hay trabajando una fuerza compensatoria, siempre hay un contrapeso a la maldad, que se llama bondad, y se ve en las personas

Por cada diez personas que están poniendo sus pronombres en la firma de sus correos electrónicos de JP Morgan hay una persona que dice «no, no voy a hacer esto, lo siento, no quiero discutir, pero esto es una traición a lo que creo que es verdad, es una traición a mi conciencia, a mi fe, a mi sentido de mí mismo, a mi dignidad como ser humano, a mi autonomía, no soy un esclavo, soy un ciudadano libre y no voy a hacer esto, y no hay nada que puedas hacerme para lograr que lo haga, y espero que no llegue a eso, pero si llega a eso aquí estoy, es Pablo siendo juzgado, aquí estoy». Y ves eso en la gente y es una sorprendente variedad de gente.

Estoy realmente interesado en la causa y el efecto y, como he señalado al principio de mis observaciones sobre mi capacidad para predecir el futuro —estoy trabajando en ello—, pero bueno, por eso de que de algún modo me pagan por predecir las cosas, intento pensar mucho acerca de lo que conecta ciertas consecuencias que debería haber visto antes de que ocurriesen. Y en este caso no hay hilo que pueda encontrar que conecte a todas las personas que han aparecido en mi vida y han sido esa persona valiente solitaria entre la multitud que dice «no, gracias».

No podría haber sabido quiénes iban a ser estas personas, no encajan en un perfil común; algunas son personas como yo, algunas de ellas no se parecen a mí en absoluto, algunas de ellas son personas que despreciaba por motivos políticos hace sólo unos años, podría dar sus nombres pero puede que ni siquiera sepan acerca de sus transformaciones y no quiero estropearles la cena contándoles quiénes son. Pero en un caso hay alguien de quien me burlé en televisión y también en mi vida privada de forma vulgar, que era realmente la encarnación de todo lo que yo encontraba repulsivo, y en medio de la crisis del COVID decidió que no iba a seguir con aquello, y una vez que dices una verdad y te atienes a ella, te ocurren todo tipo de cosas de verdad. La verdad es contagiosa; la mentira lo es, pero la verdad también, y en el momento en que decides decir la verdad sobre algo, te llenas de, no quiero ponerme sobrenatural con ustedes, pero te llenas de un poder de otro lugar. ¡Pruébenlo! Digan la verdad sobre algo, es algo que notas a diario, cuanto más dices la verdad, más fuerte te haces, eso es completamente real, es medible en la forma en que te sientes. [Aplausos]

Y por supuesto lo contrario también es cierto: cuanto más mientes, más débil y más temeroso te vuelves. Todos conocemos ese sentimiento: mientes sobre algo y de repente eres prisionero de esa mentira, estás disminuido por ella, eres débil y tienes miedo. El uso de drogas y alcohol funciona igual, te hace débil y tienes miedo, pero miras a tu alrededor y ves a esta gente, y algunos realmente han pagado un precio muy alto por decir la verdad y han sido expulsados de sus grupos, sean cuales sean esos grupos, pero lo han hecho de todas formas, y yo miro a esa gente con la mayor  de las admiraciones que cabe sentir. 

A mí me pagan por hacer esto, no me enfrento a ninguna pena. Algunas personas se me acercan para decirme «eres muy valiente», ¿en serio? Yo soy el presentador de un programa de entrevistas, es como que puedo tener cualquier opinión que quiera, ese es mi trabajo, por eso me pagan, no es valiente decir la verdad en un programa de noticias por cable, y si no lo estás haciendo realmente eres un idiota, verdaderamente estás deseoso por mentir en televisión, ¿por qué lo haces? Literalmente te ganas la vida por decir lo que piensas y ¿ni siquiera puedes hacer eso? ¡Por favor! Pero ¿qué pasa si es usted un vicepresidente sénior de Citibank y está ganando cuatro millones al año y tiene tres hijos en Bedford y dos están en el internado, y uno comienza en Wesleyan el próximo año? Usted necesita ese trabajo en serio, y todo su sector está colapsando y usted lo sabe. No hay ningún incentivo en absoluto para que usted diga la verdad sobre cualquier cosa, así que va y asiste a sus reuniones de reeducación y que si la diversidad es nuestra fuerza, y que sí, que es totalmente cierto, y que si necesitamos equidad en los mercados de capitales, de acuerdo, correcto, etc. 

Así que si usted es el tipo que se niega a decir eso es usted un héroe en mi opinión. [Aplausos]. Y yo conozco a alguno de ellos; de hecho, mi trabajo consiste en entrevistarlos, y me siento y miro a esas personas y les doy más crédito del que doy a la gente que muestra valentía física, que a menudo es algo impulsivo. No estoy denigrando la valentía física, que admiro profundamente, pero entrevistas a gente que hace cosas increíbles, que se ha precipitado al proverbial edificio en llamas, y es como que todo hombre está entrenado desde que nace para fantasear sobre lo que haría, y el edificio se incendia y oyes llorar a un bebé, así que corres dentro, pero nadie está entrenado para levantarse en medio de una reunión de DEI [Diversidad, Equidad e Inclusión] en el Citibank y decir que esto no tiene sentido. Así que la gente que lo hace tiene mi más profunda admiración, y su ejemplo me da esperanza, me emociona, hablo con ellos todo el día, eso es lo primero. Este es un triste momento de destrucción profunda y generalizada de las instituciones que gente que comparte nuestros puntos de vista construyó, por cierto, generaciones anteriores que estarían de acuerdo en casi todo con las personas de esta sala las construyeron y ahora están siendo destruidas, y esto es muy deprimente.

Pero también podemos ver surgir en la distancia nuevas cosas, nuevas instituciones dirigidas por nuevas personas que son tan valientes como las personas que vinieron antes que nosotros. ¡Amén! Esta es la segunda cosa que me gustaría decir antes de pasar a la conversación con el Dr. Roberts: que podría ser el momento de empezar a reevaluar los términos que utilizamos para describir lo que estamos viendo. Cuando yo empecé en la Fundación Heritage la premisa era, y esto es un muy anglo, es una suposición muy angloamericana que los debates que mantenemos son una especie de debates racionales sobre la manera de llegar a un acuerdo mutuo sobre cómo alcanzar los resultados correctos, porque todos queremos que el país sea más próspero y libre y que la gente esté menos oprimida o lo que sea, de modo que vamos a discutir acerca de la tasa de impuestos y que si uno cree que los impuestos más altos nos llevan allí en el modelo keynesiano, y otro no está de acuerdo porque su modelo es el austríaco o lo que sea, pero el objetivo es el mismo, así que nosotros redactamos nuestros estudios, y ellos redactan los suyos y los mejores estudios ganan. Yo no creo que eso sea lo que estamos viendo ahora en absoluto; no creo que estemos asistiendo a un debate sobre la forma de alcanzar al mejor resultado. Creo que eso es completamente erróneo. Y he llegado a esta conclusión, y debo decir que soy un episcopaliano, así que no tomen ninguno de mis consejos teológicos, porque no tengo ninguno. Yo crecí en la tradición de fe más superficial que jamás se haya inventado, ¡ni siquiera es una religión cristiana a estas alturas! Lo digo con vergüenza, pero sólo digo esto como un observador de lo que está pasando: no hay manera de evaluar, por ejemplo, el movimiento transgénero con esa mentalidad. Los estudios de política no pueden dar cuenta de ello en absoluto. Si tenemos gente que dice: «tengo una idea, castremos a la siguiente generación, mutilemos sexualmente a los niños», esto no es un debate político, no tiene nada que ver con la política. ¿Cuál es el resultado que deseamos aquí? ¿Una población andrógina? ¿Es eso realmente lo que estamos defendiendo? No, no creo que nadie pueda defender eso como un resultado positivo, pero el peso del Gobierno y de un montón de intereses corporativos está detrás de eso, y ¿qué es eso? Bueno, es irracional.

Si dices «bueno, ya sabes, creo que el aborto es siempre malo», o «bueno, yo creo que a veces es necesario», ese es un debate con el que estoy familiarizado, pero si me estás diciendo que el aborto es un bien positivo, ¿qué estás diciendo? Bueno, entonces estás abogando por el sacrificio de niños, obviamente, no se trata de «oh, una chica adolescente se queda embarazada y ¿qué hacemos con eso?», o de víctimas de violación, por supuesto entiendo esos casos y siento compasión por todas las personas en esa situación. Pero cuando el secretario del Tesoro viene y dice «¿sabes lo que puedes hacer para ayudar a la economía? Abortar», eso es como un principio azteca. De hecho, no hay ninguna sociedad en la historia que no haya practicado sacrificios humanos. Ni una sola, lo he comprobado; ni siquiera los escandinavos, me avergüenza decir. No eran sólo los mesoamericanos, era todo el mundo, así que esto es lo que es. ¿Qué motivo hay para el sacrificio de niños? Bueno, no hay ningún objetivo político involucrado en ello, no, esto es un fenómeno teológico, y eso es lo que quería dejar claro: nada de esto tiene sentido en términos políticos convencionales.

Cuando la gente o las multitudes de personas, o la mayor multitud de personas, la mayor organización humana de la historia de la humanidad, que es el gobierno federal, deciden que el objetivo es destruir las cosas, la destrucción por sí misma, algo así como «¡eh, vamos a destruirlo!», lo que vemos ahí no es un movimiento político: es el mal.

Así que si quieres evaluar, y termino con esto, y lo pondré en términos no políticos, o mejor dicho no específicamente teológicos, y sólo diré que si quieres saber lo que es malo y lo que es bueno ¿cuáles son sus características? Y por cierto, creo que los atenienses habrían estado de acuerdo con esto, no es necesariamente sólo una noción cristiana, esto es una especie de acuerdo amplio sobre la comprensión del bien y del mal ¿cuáles son sus efectos? ¿Qué producen estas dos condiciones? Pues bien: el bien se caracteriza por el orden, la calma, la tranquilidad, la paz, o como prefieran llamarlo: la ausencia de conflicto, la limpieza —la limpieza va de la mano con la devoción, ¡es verdad!—. Y el mal se caracteriza por lo contrario: violencia, odio, desorden, división, desorganización y suciedad. De manera que si alguien está metido de lleno en las cosas que producen esta última cesta de consecuencias, en realidad está abogando por el mal, esto es sencillamente cierto. No estoy llamando a la guerra religiosa, en absoluto, simplemente hago un llamamiento a reconocer lo que estamos viendo, y ciertamente con esto no estoy respaldando al partido republicano, ni por asomo, no hablo desde un punto de vista partidista en absoluto: sólo estoy señalando lo que es absolutamente obvio. Aquellos de nosotros que estábamos en la cincuentena estamos atrapados en el pasado en la forma en que pensamos acerca de esto. Un bando es como «tengo esta idea, y otros tienen esta otra idea, así que vamos debatir sobre nuestras ideas, etc.» ¡Ellos no quieren ningún debate!

Esas ideas producen resultados que ninguna persona racional querría en ninguna circunstancia: son manifestaciones de alguna fuerza mayor que actúa sobre nosotros. ¡Es completamente obvio! Y creo dos cosas: una es que ¡deberíamos decirlo! Y dejar de participar en estos debates totalmente fraudulentos en los que usamos los términos que utilizábamos en 1991 cuando yo empecé en la Fundación Heritage como si tal vez pudiéramos ganar ese debate. No funciona, lo he intentado y no funciona. La segunda cosa es que tal vez todos deberíamos tomar sólo unos diez minutos al día para rezar una oración por ello. Lo digo en serio, ¿por qué no? Y si les digo esto no es como una especie de evangelista, se lo digo literalmente como un episcopaliano, ¡los samaritanos de nuestro tiempo! Vengo ante ustedes desde la más humilde y baja posición teológica que puedan imaginar, soy literalmente un episcopaliano, ¿de acuerdo? Y hasta yo he llegado a la conclusión de que podría valer la pena tomar sólo diez minutos de su apretada agenda para rezar una oración por el futuro, así que espero que lo hagan. 

[Aplausos; pasa a sentarse junto a Kevin Roberts, director de la Fundación Heritage]

—Buen trabajo, gracias. Madre mía, la oportunidad de entrevistar a Tucker Carlson, vaya que si tengo algunas preguntas, pero debido a que has repetido tu primer argumento siete veces sólo tenemos unos minutos para mí. 

—Bueno, ese es que como mi sello distintivo. [Risas]

—Debe ser el elitista que hay en ti.

—Bueno, todavía me queda mucho de eso. [Risas] 

—Tenemos tiempo para dos preguntas.

—Muy bien.

—Con toda seriedad, Tucker, gracias, qué gran mensaje.

—Oh, gracias a ti, lo he dicho de todo corazón.

—Si las cosas se tuercen en Fox News, siempre hay un trabajo para ti en la Fundación Heritage.

—¡Ya me salvasteis una vez!

—Lo hacemos por mucha gente, y con mucho gusto. No nos llaman la «Avanzadilla de América» así como así. Bromas y sarcasmo aparte, ¿qué piensas que ha cambiado más en los últimos diez o veinte años, o en el período de tiempo que prefieras, que haya afectado a la vida de los estadounidenses?

—La falta de información. Esto es un poco fardar, pero no puedo evitarlo porque…

—Es el elitista que hay en ti.

— Bueno, debe ser. La cosa es que estaba entrevistando a Elon Musk esta semana…

—¡Ahí va eso! [Risas]

—Lo sé, lo sé, bueno, Elon y yo, estábamos fumando un puro en su G4 y él se giró hacia mí y me dijo: «¿sabes, Tucky?», él me llama Tuck… [Risas] ¡No, obviamente le entrevisté por trabajo! Y dijo algo maravilloso, dijo: «el resultado más probable es el resultado más irónico», y yo pensé: «chico, esto es casi un precepto cristiano». Es una especie de Bienaventuranzas, ya saben, «los primeros serán los últimos», lo contrario de lo que uno piensa que va a suceder es lo que sucede. Y pasa muy a menudo. La promesa principal de Internet era contar con tanta información como nunca habíamos tenido a nuestro alcance, y el resultado ha sido una centralización de la información, que no hace falta decir que ha sido deliberada, pero pasa desapercibida para la mayoría de la gente, y esto se traduce en información más controlada de lo que podríamos haber siquiera imaginado hace veinte años. Así que mucha información sencillamente no está disponible porque es digital y está controlada por un pequeño número de empresas. Las encuestas sugieren que muchos estadounidenses, no me refiero a cientos, me refiero a cientos de millones de estadounidenses, no tienen ni idea de lo que está pasando, no conocen los hechos acerca de ciertas cosas, y no es porque sean tontos o estén distraídos con sus iPhones. Se supone que todo el punto del iPhone era informarte, y el efecto neto ha sido volver a la gente completamente ignorante de los hechos cruciales, de los hechos reales, me refiero a hechos no controvertidos acerca de un montón de cosas diferentes, y esto se ha visto sin duda durante el COVID. Y esto desafía la idea de la democracia, que se basa en la noción de un público de votantes informados, de una ciudadanía, y no contamos con eso. Y realmente nunca lo habría esperado. Lo último que voy a decir es que no tiren sus libros impresos en papel porque son el repositorio perdurable que no puede desaparecer, y lo digo muy en serio. No les voy a decir que compren oro y munición, aunque obviamente deberían valorarlo, pero definitivamente no tiren sus libros, porque no pueden desaparecer, porque existen físicamente. Y otro corolario sería también que no tiren sus relaciones con otras personas, porque tampoco pueden desaparecer. Lo material, lo físico, las cosas que se pueden oler, esas son las cosas en las que puedes confiar: tu cónyuge, tus perros, tus hijos, especialmente tus perros, ya saben, tus amistades reales, sus compañeros de cuarto de la universidad, la gente en persona. A medida que el mundo se vuelve más digitalizado, la gente vive en este tipo de reino que está desconectado de la realidad física, creo que la única manera de mantenerse cuerdo es aferrarse más a las cosas que puedes oler. Yo he llegado al punto en que, si no puedo olerlo, paso de ello, y lo digo en serio. Eso incluye a los libros. En fin, eso es lo que ha cambiado.

—Libros, relaciones personales y munición. La guía de vida según Tucker, eso ha sido impresionante. Bueno, tenemos 46 segundos, vamos apretados porque luego tenemos dos auténticas sorpresas, incluso después de tu intervención.

—Oh, hablo demasiado, mis disculpas.

—No, no te disculpes. Ha estado genial. Sabía que ibas a hablar más de lo que dijiste.

—Siempre, pregúntale a mi mujer.

—Y ahora nos quedan 28 segundos, así que te pregunto: cuando todo el mundo se despierte mañana, tanto si se quedan aquí como si vuelven a casa, ¿qué deberían tener en mente en sus comunidades locales?

Lo primero que deberían hacer cada día es decirle a toda la gente que quieren que les quieren, por dos razones: porque los quieres, y afirmar las cosas en voz alta las hace reales; las palabras son lo más importante y poderoso que tenemos. Por supuesto yo tengo interés en decir eso; si me dedicara a vender Chryslers, diría que los coches son lo más importante, pero… [Risas]. Pero las palabras son lo más importante, al principio fue la palabra, de modo que articúlenla, y eso es también simultáneamente un reconocimiento de una verdad que no afrontamos, que es que no sabemos lo que va a pasar hoy y podríamos morir, esa es la única cosa que une a todas las personas, la certeza de la muerte, y recordártelo a ti mismo cada día te traerá paradójicamente alegría: te quiero, eso es lo más importante.

—Qué respuesta tan maravillosa; en muchos sentidos, es una forma apropiada, no sólo para ti y para mí, de concluir nuestra breve conversación.

—¡Lo siento!

—Bueno, es una buena forma de concluir esta reunión antes de algún entretenimiento adicional, así que voy a pedir a todos ustedes que se unan a mí para dar las gracias a Tucker Carlson por estar aquí esta noche y por lo que hace: gracias, Dios te bendiga. [Aplausos] 

Traducido por Carlos Moliner

Más ideas