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Un nuevo clásico ha nacido al mundo

Me sometieron hace unos días a un cuestionario literario. Me pedían que recomendase una novela, un ensayo y un libro de poesía. Dije: «La divina comedia, la divina comedia y la divina comedia», porque es las tres cosas. También podría haber dicho tres veces Laurus (2012), la asombrosa novela del ruso Evgene Vodolazkin (Kiev, 1964), que este año ha publicado en España Armaenia. Aunque es actual, está hecha de la materia de los grandes clásicos.

La estructura de Laurus es abierta, como la de una novela picaresca española del Siglo de Oro, aunque aquí no hay pícaro, sino místico

Laurus, como novela, cuenta la historia de un joven ruso del siglo XV, Arsénij, que aprende de su abuelo el oficio de curandero o médico. Su vida le lleva, por abruptos caminos, a Ucrania, a Venecia, a Jerusalén y de vuelta a su pequeña aldea. En cada punto de inflexión, el protagonista cambia de nombre propio, por razones justificadas. La estructura es abierta, como la de una novela picaresca española del Siglo de Oro, aunque aquí no hay pícaro, sino místico. Y con un toque final de nobleza (naturalmente de espíritu). Su último nombre es Laurus, que remite al árbol medicinal, de hoja perenne y cuyo nombre científico es Laurus nobilis. Nada en esta obra maestra sucede por casualidad. Laurus, como ensayo, alza una reflexión profundísima sobre la culpa y el perdón, sobre el amor y la esperanza, sobre la fe y el tiempo. En tercer lugar, como poesía, Laurus, tiene páginas de una belleza transparente y estremecedora. Frases como versos. Quizá ahora es el momento de agradecer la labor al traductor, Rafael Guzmán, que ha hecho que el libro, que mezcla el castellano actual con el del siglo XV, fluya en ambas orillas como un río cristalino.

Que Laurus contenga tres libros no le quita ni unidad ni amenidad. Se lee maravillosamente bien como el best-seller que no es

Que Laurus contenga tres libros no le quita ni unidad ni amenidad. Se lee maravillosamente bien como el best-seller que no es. Pero ya está hablando demasiado este barbero cuando lo suyo es recortar algunas frases que nos den una idea más vívida del tono del libro, del talento del autor y de la luz que se cuela por sus entrelíneas:

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[Al rubio niño Arsénij] Cuando le besaban en el pelo, les parecía que estaban bebiendo de un manantial.

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No era capaz de distinguir a Ustina de su amor por ella.

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Y no existe el tiempo, sino la misericordia infinita de Dios, en la que tenemos puesta la nuestra esperanza.

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Los ángeles no se cansan porque no escatiman fuerzas.

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Incluso en la penumbra de la habitación se podía ver que la princesa tenía los ojos azules.

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Arsénij sabía que estaba soñando, pero sabía que estaba soñando con la realidad.

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Salomón dijo: Que te alabe tu prójimo, no tu boca.

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[Consejo de un santo varón a Arsénij] Arma escándalos. Ser piadoso es fácil y agradable, pero haz que te odien.

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[Al ver cómo Arsénij reza por la noche, la nueva superiora dice: ] De día el siervo de Dios se ríe del mundo, de noche llora por el mundo.

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El milagro puede ser el resultado del trabajo multiplicado por la fe.

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Su atención es especial, porque el que rechaza hablar se expresa por el oído.

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No tengas miedo. El otro mundo es mejor.

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El olor era pútrido. Recordándolo después, Arsénij sentía felicidad, porque era el olor de Venecia.

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Sabes, oh amigo, cada encuentro es siempre algo más grande que la separación.

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¡Vaya muerte más estúpida que vamos a tener!, dijo Ambrogio a Arsénij a media voz.

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Yo, por supuesto, tenía esperanza en la salvación. Si no en este mundo, entonces el otro.

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[El capitán del barco:] El agua dulce es completamente insípida, pero la salada, para gran desgracia mía, no se puede beber.

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… y se avergonzaba de que el paciente estuviera muerto y él vivo.

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No hay nada irreparable.

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[A los que ponían demasiada fe en sus dotes curativas los lleva a la iglesia y] Señalando el cáliz, Ambrósij dijo: Aquí es donde está el elixir de la inmortalidad, y hay suficiente para todos.

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Ser un mosaico no significa estar fragmentado.

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