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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Las medidas de Polonia para combatir la crisis demográfica

La primera ministra de Polonia, Beata Szydlo

En los últimos años, el Gobierno de Polonia ha venido adoptando medidas encaminadas a combatir la actual crisis demográfica


Quizá el mayor reto a que se enfrenta la Europa hodierna es la demografía. No en vano, ningún país europeo alcanza el índice de fecundidad indispensable para que se dé el reemplazo generacional, que es de 2,1 vástagos por mujer aproximadamente. Una dramática situación que algunos Estados se afanan en remediar recurriendo a la inmigración masiva y otros, guiados por el sentido común, incentivando la natalidad.
Este último es el caso de Polonia, que, en los últimos años, ha venido adoptando medidas encaminadas a combatir la actual crisis demográfica. De esta manera, el Gobierno del país centroeuropeo, compuesto por el partido derechista Ley y Justicia, impulsó en 2016 un plan de ayuda a las familias con más de un hijo; plan, denominado 500+, por el que las familias reciben una cantidad de 500 zlotys libres de impuestos por cada segundo y posterior niño hasta los 18 años. En total, las familias con dos hijos reciben un total de 6.000 zlotys anuales, lo que constituye una ayuda sobremanera sustanciosa.
En las familias con menos recursos – aquéllas cuyos ingresos no superan los 800 zlotys – también se asigna esta ayuda al primer vástago. Ello contribuye a la cohesión social y promueve la natalidad también en las capas económicamente más precarias de la sociedad.
Tal y como manifestó el Gobierno polaco en su momento y ya se ha mencionado aquí, el plan 500+ está guiado por dos propósitos fundamentales: uno de cariz más económico y social, que radica en el apoyo a las familias que crían niños; y uno de carácter demográfico, que estriba en incrementar la natalidad. Recordemos, en este sentido, que el índice de fecundidad polaco es hogaño de 1,3 (la media de la UE es 1,6) y que el indispensable para asegurar el reemplazo generacional es 2,1.
Así, de acuerdo con Eurostat, si la actual tendencia no es revertida, la población polaca (hoy de 38 millones) caerá por debajo de los 34 millones en el año 2050 y por debajo de los 33 en 2060.

Los efectos del plan

Las consecuencias de las medidas del Ejecutivo centroeuropeo han sido notablemente beneficiosas en distintos ámbitos. No en vano, han mejorado notablemente las condiciones materiales de las familias polacas, que ya no se ven forzadas a requerir asistencia social, ayudas para la alimentación infantil o subsidios de índole diversa. El pasado año, sin ir más lejos, el Banco Mundial – entidad poco sospechosa de ser proclive al Gobierno de Ley y Justicia – emitió un informe en el que se estimaba que gracias al programa 500+ la pobreza extrema en Polonia ha disminuido en un 48%.
Por otro lado, las ayudas no han conllevado las penosas consecuencias para el mercado laboral que vaticinaban algunos medios de comunicación, que se mostraban convencidos de que muchas mujeres, aliviadas en la necesidad de percibir un salario, abandonarían su puesto de trabajo. No sólo no ha sido así, sino que el número de trabajadoras aumentó, en el último trimestre de 2016, en 15.000 con respecto al trimestre anterior.
En cuanto a la demografía, aún es pronto para determinar si el plan 500+ ha obtenido los resultados anhelados. Sin embargo, se han publicado en los últimos meses algunos datos esperanzadores: en 2016, nacieron en Polonia 385.000 niños (16.000 más que en 2015) y el Ejecutivo del país prevé que la cifra de nacimientos aumente en 280.000 en la década venidera.

Otras medidas

Otra de las relevantes decisiones adoptadas por el Ejecutivo polaco para incentivar la natalidad y fortalecer la institución familiar es el Programa Nacional de Vivienda, cuyo elemento más destacado es el plan Vivienda+. Con él, se crean domicilios de alquiler con la posibilidad para inquilinos de adquirir los derechos de propiedad, lo que facilita sobremanera las cosas a las personas con ingresos medios y bajos.
El Gobierno polaco ha tomado conciencia de la gravedad que entraña la hodierna crisis demográfica. Simultáneamente, otros Ejecutivos europeos ignoran la cuestión, como si el mero paso del tiempo fuese a resolverla.

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