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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Los cristianos que luchan contra el ISIS en Irak: 'Estamos preparados para afrontar cualquier peligro'

La principal misión de los cristianos es participar en la liberación de las zonas en las que vivían.


Desde el puesto de vigilancia número cinco, situado en el sureste de la casi vacía localidad iraquí de Karakosh, un grupo de cristianos de las Unidades de Protección de la Llanura de Nínive vigila la extensa planicie que se extiende enfrente, para evitar cualquier ataque yihadista.
«Desde aquí observamos las afueras y estamos preparados para afrontar cualquier peligro o cualquier intento de infiltración», indica Ivan Elian Jader, un combatiente de esta fuerza armada cristiana junto a una ametralladora Doshka del calibre 12,5, que apunta amenazante a un horizonte sobre el que el sol cae a plomo.

La ciudad de Karakosh, capital de la comarca de Al Hamdaniya, donde vivía la mayor comunidad cristiana de Irak antes de la irrupción del grupo Estado Islámico (EI) en el verano de 2014, tenía 55.000 habitantes.
«Después de que nuestros hermanos (kurdos) los peshmergas y el Ejército iraquí no presentaron ninguna resistencia cuando llegó el ‘Dáesh’ -acrónimo en árabe del EI-, sentimos que llegado el momento debíamos ser nosotros los que nos protegiéramos«, asegura este joven licenciado en Educación.
Jader y sus compañeros de armas hacen guardias de siete días antes de ser relevados. Durante los combates, explica a Efe el uniformado Ihab Abadi, muchos estuvieron tres meses seguidos en el frente sin descanso.
En la sede de estas fuerzas, sentado ante una imagen de Jesucristo, el general retirado Benham Aboush, fundador y comandante de las NPU -según sus siglas en inglés-, explica que su «fuerza» está compuesta por quinientos hombres que recibieron un año de formación impartida por las fuerzas especiales estadounidenses.
«Después de lo que ocurrió y lo que vi con mis propios ojos, que nadie vino a ayudar a esta comunidad, nadie intentó protegernos. Vi a los niños saliendo a la calle para irse a Erbil y a las mujeres. Lo que presencié me hizo prometerme a mí mismo que iba a formar una fuerza para proteger al pueblo», relata el oficial.
Explica que «la principal misión» de formar esta fuerza fue participar en la liberación de las zonas en las que vivían, las zonas les arrebató el EI y «que pertenecían a la comunidad cristiana».
Logrado el primer objetivo, el 24 de octubre de 2016, los hombres que siguen las órdenes de este militar retirado de 66 años, se dedican ahora a «controlar esta tierra para proteger a nuestro pueblo para que recupere la confianza y regrese«, una dura tarea viendo el enorme nivel de destrucción que hay en ese lugar. «Dáesh quemó el noventa por ciento de las viviendas», señala, fusil en ristre, Ihab Abadi, que precisa que sólo el cinco por ciento de las casas han sufrido daños irreparables.
Hasta este viernes solo 350 familias habían regresado, dice el general cuya casa también fue quemada por los yihadistas, antes de su huida.
Para que los habitantes del pueblo recuperen la confianza, estas fuerzas, que dependen del cuerpo de la Seguridad Nacional y que están enmarcadas en las conocidas como milicias Multitud Popular, comparten labores de vigilancia con la Policía Local.
Otra fuerza armada, también cristiana, Brigada Babilón, tiene presencia en el pueblo y en algunos puestos de control. Sin embargo, Aboush se desmarca de ella e insiste en que las NPU trabajan de manera «independiente y organizada».
Sus hombres están desplegados en Karakosh, situada a 30 kilómetros al este de Mosul, y en la vecina Karamlesh; además de en Bartala, donde participan conjuntamente con otro grupo armado de la minoría shabak, y en Teleskof y Badnaya, donde colaboran con las fuerzas de seguridad kurdas, los «peshmergas».
Vigilan las entradas y salidas de la población, registran los vehículos y las identidades de los pasajeros, hacen patrullas y mantienen puestos de control en todo el perímetro de las poblaciones. «Desde noviembre pasado hasta ahora no ha ocurrido ningún incidente grave de seguridad. Todos -los yihadistas- han sido capturados cuando intentaban entrar y hubo dos casos en los que la gente sospechó, fueron vigilados, detenidos y entregados a la justicia», subraya el oficial retirado.
Cree muy difícil que el EI pudiera lanzar un ataque directo contra la población por su ubicación y porque es una zona cristiana donde los yihadistas, dice, no pueden encontrar apoyo.
La única manera, insiste, es «intentado infiltrarse, escondiéndose, tomando una identidad falsa o disfrazándose para esconder una bomba o un cinturón explosivo».
Sobre el futuro de su fuerza, asegura que harán lo que decida el Gobierno iraquí, incluso hace hincapié en que «se ha formado un gran número de fuerzas» y, puntualiza, «esto no está bien». No obstante, justifica su existencia agregando que en «este momento el estado es débil y tiene muchos problemas».
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