Las mismas que callan ante la sumisión y la violencia que sufren las mujeres en el Islam -en algunos países se las obliga a llevar burka, considerado un símbolo opresor por la ONU, y se las somete a la lapidación por infidelidad o por simple sospecha- han vuelto a denunciar en las redes sociales las actitudes y costumbres que según ellos "atacan a la dignidad de las mujeres" y que son consideradas "normales" por la práctica totalidad de los españoles.
A través de la etiqueta #micromachismos han defendido la ideología de género y el aborto libre, han atacado el "patriarcado", concepto con el que denominan a la organización social basada en la familia tradicional, y han defendido la eliminación del "lenguaje sexista", es decir, acabar con el uso genérico del masculino para designar a los dos sexos, una práctica defendida por los académicos de la RAE por "estar firmemente asentada en el sistema gramatical español".
Las feministas aseguran que regalar unos patucos rosas o una muñeca a las niñas, y un balón de fútbol a los niños, o "invitar a un café a una mujer" son formas de mantener la "cultura machista". También lo es "depilarse", "pagar la cuenta" en un restaurante, "abrir la puerta" o "ceder el asiento" en el trasporte público.

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Además, consideran que los piropos son una forma intolerable de "micromachismo" porque a su juicio "al hombre que lo dice no le importa nada que la mujer que lo recibe no le haya pedido opinión, y convierten a las mujeres en "objeto", son una "intromisión en su libertad" y un "acto de poder". La famosa abogada laboralista y feminista, Cristina Almeida, cuestionada por el tema en La Sexta Noche, aseguró que "como mujer quería ir tranquila por la calle".
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