«Ser es defenderse», RAMIRO DE MAEZTU
La Gaceta de la Iberosfera
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Más allá de la moción… el Régimen

¿Qué pasa en España para que los grandes asuntos nacionales -moción de censura y las cuentas anuales de todo un país- graviten en torno a la órbita de las minorías que quieren debilitar a ese mismo país?

Asistimos este jueves a la cuarta moción de censura del régimen del 78 y, mientras las dos primeras -en 1980 y en 1987- guardan una prudencial distancia histórica, las dos segundas -2017 y 2018- se celebran con trece meses de diferencia. Primera señal de alarma.
La segunda -y esto sí que no es nuevo- es que el éxito o el fracaso de la moción de censura depende de los partidos nacionalistas/separatistas, del PNV en este caso. Exactamente igual que la reciente votación de los Presupuestos Generales del Estado, que salieron adelante gracias al apoyo de los nacionalistas vascos (lluvia de millones por delante). Y ahí vamos:
¿Qué pasa en España para que los grandes asuntos nacionales -moción de censura y las cuentas anuales de todo un país- graviten en torno a la órbita de las minorías que quieren debilitar a ese mismo país? Pues pasan dos cosas:
Primera: que la ley electoral actual distorsiona de manera evidente -favorece, podríamos decir- la realidad autonómica y pone en manos de unos pocos el destino de muchos.
Segunda: que tanto esa ley electoral como la actual estructura del Estado se asientan sobre un régimen, el de 1978, que establece una perversa estructura administrativa que separa lo provincial de lo autonómico y de lo nacional.
A nadie sorprende que el PNV decida su voto en función del mayor interés de ‘los suyos’. Es más… si no fuera por lo dramático, nos levantaríamos para aplaudir la pericia táctica de los hombres de Andoni Ortuzar. Lo que sorprende, indigna y enerva es que los mismos políticos que se envuelven en la bandera de España, esos que disfrutan de destacados palcos como representantes de la nación o como líderes de la oposición, esos, sean capaces de poner, con tanta desvergüenza, el interés personal por delante del nacional. El uno, por mantenerse en el poder. El otro, por rapiñar el poder que las urnas le han negado.
Es el drama de la España de hoy, una España que carga con la losa de complejos de la España del 78.
El primer paso para solucionar un problema es reconocerlo; ojalá no sea demasiado tarde para un ejercicio de realismo en el Congreso.

TEMAS |
.
Fondo newsletter