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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

'Patatas y queso'

Comienzo de semana que es, más bien, la continuación de un fin de semana intenso en lo que al panorama informativo se refiere. Comencemos por la telenovela catalana. Tras asistir el sábado a un esclarecedor discurso de investidura -ya nadie puede pensar que el candidato Quim Torra va a hacer otra cosa que instalarse en la ilegalidad- este lunes Cataluña tendrá presidente.

El supremacista Torra, investido presidente de la Generalitat


Será una marioneta de Carles Puigdemont y del aparato separatista; será, otra vez, un hombre que divida a los catalanes entre sí y a los catalanes del resto de los españoles. Será un presidente ‘por la República’. Pero, ahí tenemos al delegado del Gobierno en Cataluña, al señor Millo, asegurando que habrá diálogo con el nuevo presidente; que el 155 ha llegado a su fin porque, hasta nuevo aviso, las aguas en Cataluña han vuelto a su cauce.
El desastre se explica solo, pero la estrategia de Moncloa parece ser como la de los triunfitos burlones Amaia y Alfred: que uno cosecha un pésimo y vergonzoso resultado en el concurso que le ha hecho instalarse en las mieles del éxito… no pasa nada, “hay patatas y queso”.

El enésimo absurdo de Amaia: 'Nos han puesto muchas patatas y queso'


Que tras más de medio año de 155 Cataluña sigue exactamente donde estaba a costa de la sociedad y para perjuicio de todo un país, España… no pasa nada, al menos tenemos “gobierno legítimo”.
El problema es que, si en el caso de Eurovisión podemos alegrarnos del ridículo de los triunfitos que se han ganado las antipatías del personal con su empeño en insultar a España, en el caso de Cataluña, la estrategia de Moncloa no puede sino preocuparnos y dolernos, porque lo que pone en juego Mariano Rajoy es, nada más y nada menos que el futuro de nuestra nación.

París

Antes de coger las palomitas para seguir el pleno de investidura, un recuerdo para la víctima mortal y los heridos del último ataque yihadista en París. Un recuerdo y una denuncia: el joven asesino ya estaba fichado por los servicios secretos franceses por su cercanía con un hombre que estuvo en Siria. No tenía antecedentes policiales, es verdad, pero era, como se ha constatado, una bomba relojería. Expliquen a los familiares de las víctimas que lo máximo que pudo hacer Francia fue esperar a que el ‘probable yihadista’ se convirtiera en ‘probado yihadista’.

El sistema de seguridad, insuficiente: el terrorista de París estaba fichado

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