Este viernes se cumplen seis años del día en el que ETA anunció el cese definitivo de su actividad terrorista. Lo hizo tras 43 años de masacres y tras haber asesinado a 829 inocentes. 2.190 días en los que, en realidad, las víctimas han sufrido infinidad de humillaciones y han asistido a la farsa del “desarme”. Farsa, decimos, porque sólo hubo una entrega de 120 armas. Y farsa porque todavía hay numerosos asesinatos sin resolver, mientras hemos asistido al desfile -cortesía de Europa y de la doctrina Parot- de decenas de sanguinarios asesinos que ya campan a sus anchas por la calle. Hoy, a pesar de Cataluña, nuestro pensamiento y nuestra apertura de portada están con ellas, con las víctimas de ETA. Memoria, dignidad y justicia.
Seis años del cese de ETA: 'Su disolución está en manos del Gobierno'
Escraches y jarabe democrático
De vuelta a Cataluña, les contamos que ayer terminó la jornada con un nuevo escrache. Perdón, el de ayer por la tarde fue jarabe democrático [que es como hemos de llamar, según la izquierda, a los escraches cometidos contra la derecha]. El líder del PP en Cataluña, Xavier García Albiol fue increpado e insultado por varias decenas de personas en Sant Cugat del Vallès, tras inaugurar una sede de los populares catalanes en dicho municipio. Como escribe este viernes en su trafalgares y lepantos Kiko Méndez-Monasterio, «como fenómeno mediático, “Catalonia” es un reality que sigue las estructuras más reconocibles de la telebasura; como político, adopta formas revolucionarias -legalidad paralela, excitación de las turbas, propaganda de guerra-;». Una propaganda de guerra a la que el Gobierno de la Nación parece haber dado un nuevo plazo -que antes de aplicar el 155 hay que viajar a Europa y a los Premios Princesa de Asturias- y un confortable colchón: el de una convocatoria de elecciones que activaría -esta sí de forma inmediata- la amnistía política para Puigdemont. Quien no esté ya convencido -como decían este jueves Jaime Mayor Oreja y Alejo Vidal Quadras – de que con nacionalistas no se negocia… es que no ha aprendido la lección.
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