La Policía británica ha retenido durante nueve horas (el máximo legal permitido) a la novia o pareja sentimental de uno de los periodistas que se había distinguido por dar cobertura informativa al caso Snowden, personaje que se ha atrevido a destapar las vergüenzas y sacar mundialmente los colores al ínclito “Obama Orwell”. Los británicos tampoco son inocentes en todo esto de meter las narices en las intimidades de los ciudadanos.La verdad es que a mi me preocupa sobremanera que, so pretexto de garantizar nuestra seguridad frente al terrorismo, se esté socavando ominosa y subrepticiamente uno de los pilares fundamentales de la convivencia social: el derecho a la intimidad y el secreto de las comunicaciones (artículo 18.1 y 18.3 de nuestra Constitución). Qué tiempos aquellos en los que, para descalificar al comunismo, la propaganda occidental nos exhibía la criminal intromisión del KGB ruso, de la Securitate Rumana o de la Stasi germano-oriental cuando invadían el domicilio, la intimidad y los derechos fundamentales de los ciudadanos de detrás del telón de acero! Aún hoy, este Obama defraudante y guantanamero se atreverá a criticar al castrismo por el hecho de que los hermanos Castro y sus secuaces controlen todo lo íntimo de los cubanos. No, no estoy comparando por completo en todos los sentidos a Obama con los Castro, pero sí afirmo que toda esta vigilancia a que nos someten también los Gobiernos que se proclaman democráticos es un crimen colectivo desde el punto de vista material, por más que, incluso desde la perspectiva formal, puedan llegar a aprobar leyes que lo justifiquen; y de ese “crimen” no exculpo tampoco a los otros Gobiernos occidentales, porque en sus tibias reacciones frente al atropello de la Administración estadounidense se advierte claramente una fuerte componente de complicidad con la primera potencia mundial (estos Gobiernos, a buen seguro, también hacen lo mismo).Si quisieran luchar contra el terrorismo con otras armas, estoy seguro de que podrían hacerlo: las hay, quitando paños calientes en las relaciones con gobiernos que se sabe perfectamente que mantienen una beligerancia leve contra los terroristas, y utilizando los servicios de inteligencia de manera inteligente y no dirigiéndolos contra ciudadanos inocentes de forma indiscriminada.Entiendo el cabreo del periodista inglés porque su novia haya sido violada en sus derechos fundamentales y espero que nos preste ayuda con una venganza inmisericorde frente a los sátrapas de la modernidad tecnológica que usan los avances de la ciencia contra los indefensos ciudadanos.