'Ser es defenderse'
Ramiro de Maeztu
Demagogias de salón y palabritas de celofán
Por Mario Conde
18 de noviembre de 2015

Llevamos demasiado tiempo con buenismos de salón y progresismos de celofán capaces de construir con palabras una cantidad ingente de nadas.

 

Y a pesar de tantos pesares, que ya son muchos pesares, seguimos soportando banalidades que en algunos casos resultan peligrosas. Por ejemplo, esta mañana, leía que una fiscal, llamada Dolores Delgado, por lo visto, o, mejor dicho, por lo leído, fiscal antiyiohad, pronunció estas contundentes palabras: “sin garantías jurídicas somos mas delincuentes que ellos”.

 

Por su trabajo como fiscal deduzco que se está refiriendo a los asesinos de Francia, a los que volaron los trenes en España, a los que aplastan a rehenes con tanques, a los que los encierran en jaulas para asarlos vivos, a los que degollan a inocentes, a los que torturan, violan, adoctrinan niños para convertirlos en máquinas de matar…No veo fácil ser “mas delincuentes” que esa tropa de asesinos enloquecidos. Pero equiparar una limitación de las garantías jurídicas con esa plaga de asesinatos, y sostener que quien limita esas garantías es mas delincuente que ellos, es síntoma altamente preocupante. Si lo dijera un abogado de parte se entendería mal, pero se comprendería porque al fin y al cabo el cliente es el cliente. Pero que lo diga un fiscal..

 

El Derecho Penal del enemigo es algo que se inventó hace mucho tiempo. Sus tesis es simple: limitemos las garantías jurídicas construidas por el Sistema para con aquellos que no limitan sus acciones terroristas sin piedad alguna. Por ejemplo. ¿los registros domiciliarios en Francia ejecutados sin orden judicial convierten a la policía en peores delincuentes que los asesinos a los que persiguen? Por favor…

 

El problema no es solo de progresismo de salón o palabritas de celofán. Es peor. El Sistema, nuestro sistema, con la vista, ciencia y paciencia de algunos fiscales y jueces, limita, erosiona, arranca, destroza las garantías jurídicas de determinadas personas por el mero y simple hecho de considerarlos “enemigos” de su sistema de poder. No han matado, asesinado, aplastado, degollado…No. Simplemente han criticado y evidenciado la mentira, la hipocresía, la falsedad y la prostitución de determinados comportamientos de individuos de ese Sistema de poder.

 

Y en eso sí cuentan en ocasiones con fiscales corruptos y jueces de idéntica calaña. Porque le pese a quien le pese haberlos, haílos, como las meigas de mis tierras gallegas. No son la norma sino la excepción. Pero las excepciones son las que provocan el daño. El sistema siempre busca esas «excepciones» para utilizarlas.

 

Empecemos por no negar a los habitantes de esta tierra que viven en paz, que simplemente quieren expresar opiniones, delatar las miserias de un modelo de convivencia, empecemos por no negarles sus derechos. Porque negárselo a los hombres de paz —como hacen algunos— y reclamarlos para los asesinos del terrorismo islámico, eso si que, como decía mi abuela, eso tiene delito y gordo

 

No se trata de renunciar al Estado de Derecho. Todo lo contrario. Se trata de aplicarlo. Pero la sociedad tiene derecho a que el Derecho se aplique diferencialmente con los terroristas que nos declaran la guerra de manera implacable, brutal, sin límite alguno, que con las personas ordinarias. Porque de eso se trata: estamos en guerra. No la declaramos nosotros sino ellos a nuestras sociedades. Nosotros hemos consentido por mor de diversas florituras. Pero en la guerra el Ordenamiento Jurídico es diferente del de la paz. Así que por favor un poco de sensatez y reduzcamos los límites de la demagogia barata que ya van demasiados muertos.

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