«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Alfie, la noticia ausente

Para comprobar el triste fraude que es la prensa convencional, no digamos la de papel, me basta ver la ausencia de la historia de Alfie Evans en las primeras. Solo La Razón, en una columna lateral, hace una insulsa mención: ‘El juez deniega que el pequeño Alfie sea trasladado a un hospital de Roma’.

¿Y por qué habría de ser tema de primera la suerte de un niño británico? Porque encapsula e ilustra el grado de nuestra decadencia y el peligroso totalitarismo deshumanizador en el que estamos entrando casi sin sentir, adormilados.
El hospital público en el que está el niño, aún menor de 2 años, decidió que la enfermedad de Alfie -aunque no sepan aún cuál es- es incurable y debe morir, contra la decisión de sus padres, a quienes se les niega el derecho a llevarle a otra parte.
Han apelado la decisión a todas las instancias posibles, incluida la ‘europea’, y en todas la sentencia es la misma: Alfie debe morir, y la opinión de sus padres no importa nada. Se ha implicado el Papa y el Gobierno italiano, que ha concedido la nacionalidad italiana al pequeño con vistas a que sea tratado en un hospital de allí, enviando un avión militar a recogerle.

Pero las autoridades judiciales se han mantenido inflexibles: Alfie debe morir. ¿Por qué? Porque, dijeron, su enfermedad es tan desesperada (y consume recursos, aunque no lo han dicho así) que mantenerlo entubado solo aumenta su agonía; si se le retira el respirador, sentenciaron, no duraría ni tres minutos. Se lo retiraron, y el niño sigue vivo, respirando por su cuenta, más de un día después.

¿Por qué, entonces, no dejar la responsabilidad a otros, que se ocupen los médicos del Bambino Gesú de Roma? Porque el Estado quiere dejar claro que es él el que decide sobre nuestra vida y nuestra muerte, y que los niños le pertenecen a él, no a sus padres. Lleva más de un día sin ser alimentado, esperando que muera de inanición si no lo hace por colapso respiratorio.

La foto de un niño muerto en una playa turca, el pequeño Aylan, ocupó todas las portadas de la prensa internacional hace años para concienciarnos del drama de los refugiados que huían hacia Europa. Pero ese era un mensaje que les convenía transmitir porque deseaban la invasión que vino después. No hay portadas para Alfie, en cambio, porque es una condena de todo el mensaje que nos venden a diario.
Mañana volveré a ser un profesional responsable y les contaré cómo reflejan la realidad los diarios españoles en los que me fijo, como los espejos del Callejón del Gato. Hoy, no. Hoy me quedo con la noticia que ninguno quiere mostrar.

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