«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Gente pequeña

La frivolidad es la marca de nuestra vida política, una insoportable veleidad en decisiones que deberían dar vértigo a las almas más templadas.


No hablo de la validez de las opciones. A efectos de lo que digo, me son indiferentes. Pero si un dirigente, un hombre público, cree de corazón que Cataluña debe constituir un Estado propio hasta el punto de que compense lanzarse al vacío de la absoluta incertidumbre para ser lo que nunca ha sido y romper uno de los Estados nación más antiguos del mundo, le tomo la palabra y doy por hecho que irá hasta el final.
Si un gobernante recoge el guante de un desafío así y se dispone a salvaguardar una unidad multisecular que afecta al destino de casi cincuenta millones de personas y sus descendientes, entiendo que usará todos los medios legítimos y no vacilará ante las dificultades hasta lograrlo o morir -políticamente, al menos- en el intento.
Si un político decide que España necesita una estructura de Estado que jamás ha tenido y que cambiaría nuestra historia y nuestro destino de forma sustancial, solo puedo esperar que se comprometa hasta el final y haga de su fracaso compañero de su renuncia a cualquier cargo público.

Cuando se toman decisiones en nombre de millones, decisiones no coyuntrales, sino sustanciales, de las que marcan nuevos capítulos en los manuales de historia y nuevos rumbos para sociedades enteras, solo se entiende hacerlo con una acerada determinación y el concurso de toda la voluntad, empeñando en ello el propio destino, ya que se está dispuesto a apostar el ajeno de tantos.
Pero hoy las primeras reflejan esa levedad indecente en lo más crítico de la que les hablaba al principio.
‘Los líderes del ‘procés’ presos se retractan y aceptan la ley’, leo abriendo el diario de referencia.
Sí, ya sé: jugada maestra.
Sí, ya sé, no son sinceros.
Pero no han pasado largos meses en los sótanos de la Lubyanka, y no pueden ignorar el efecto que su retractación tiene sobre el ánimo de sus seguidores. Es como si todo lo emprendido, ese comprometer a generaciones y prepararlas desde la más tierna infancia hubiera sido un entretenimiento banal.
En la foto, Carme Forcadell baja la cabeza con triste sonrisa. Renuncia a la presidencia del Parlament. Ese es su gran sacrificio. Vaya, no salió esto que sonaba tan bien pero, hey, la vida sigue. Y seguirá, e intentará cualquier otra cosa.
A la derecha, ‘El PSOE abandona por ahora la España plurinacional’. Ahora, España es o no es plurinacional. El sí o el no a este dilema tiene consecuencias determinantes. Uno no puede ‘abandonar’ -o proponer- algo así como propone un nuevo artículo en los estatutos del Club de los Zánganos de Bertie Wooster.

Abajo, un reportaje curioso: ‘Los 500 españoles que usan el avión del Estado’. Y se me ocurre que es solo eso: llegar a subirse en esas aeronaves oficiales; mirar abajo a poco del despegue y pensar en lo alto, en todos los sentidos, que está uno sobre sus conciudadanos. Un solipsismo estremecedor; una perspectiva desde la que todos los demás, desde los que se enfrentan a los antidisturbios por el Estat Catalá hasta los que pasan meses hacinados en un barco e insultados por tantos por cumplir con su deber, son solo hormigas.
ABC, sobre el tenue fondo de la cuatribarrada, escalona las fotos de Forn, Sánchez, Forcadell y Cuixart bajo el titular ‘Desbandada’. No pasa nada. La vida política es como esos sueños que todos hemos tenido alguna vez en los que suceden cosas terribles sin que se produzcan las consecuencias que serían inevitables en la vigilia, o como un videojuego en el que tras una atroz carnicería solo hay que apretar un botón para que todo vuelva a empezar, con los protagonistas intactos.

‘Los líderes del ‘procés’ reniegan y dejan aislado a Puigdemont’, leo en El Mundo, que también saca foto de Forcadell en su primera. Ese «dejar aislado» suena a avatar de batalla, pero todos sabemos que no hay nada de eso, que ni un pelo de la ropa del ex president ha sufrido daño hasta hoy.
Pero necesitamos drama. Por eso es noticia de primera que ‘El fiscal del Estado ordena investigar el caos de tráfico en la AP-6 por la nevada’. Feliz pueblo el que se lanza a la carretera ante el anuncio de una peligrosa nevada y convierte en crisis de Estado haber permanecido horas atrapado en ella.

Como lo que describe la noticia de abajo, ‘Solo seis países en el mundo registran menos asesinatos que España’. Solo seis en todo el mundo. Pero, eh, ‘nos están matando’. Drama, necesitamos drama en nuestro aburrimiento terminal.
Foto de sucesos que decidio obviar en La Razón, y abriendo: ‘Forn señala a Trapero por la actuación de los Mossos el 1-O’. No sé si estamos preparados para tal sobredosis de heroísmo y sacrificio personal.
 
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