Nada más astragante que un chiste que se prolonga demasiado, mucho más allá de haber perdido su gracia. Abre La Razón con el titular: ‘Puigdemont pide a Jordi Sánchez de president y a Turull como recambio’. Y me pregunto cuándo mereceremos vivir en un país medianamente normal, donde las cosas, buenas o malas, tengan sentido.
‘El secesionismo se repliega ante la acción de la Justicia’, abre El País.
No sé si he dicho ya cuánto odio ese tipo de titulares, al menos para la prensa diaria, la que se supone que abre con noticias concretas y no reportajes. No cuenta nada concreto que haya pasado, e impide que el lector apresurado se pierda el dato y se quede con la interpretación.
En cualquier caso, el titular incrustado en la parte inferios de esa misma noticia parece contradecir el titular: ‘El Constitucional rechaza la ‘solución Wert’ para enseñar en castellano en Cataluña’. ¿Esa es la Justicia ante la que «se repliega» el secesionismo?
‘Anna Gabriel frustra el exilio suizo de Puigdemont’. El titular me es un misterio: ¿no caben los dos, o cómo va esto? Pero es una excelente excusa para que el decano de la prensa madrileña haga lo que ya han hecho a modo las redes sociales: presentar el contraste de una perroflauta cupaire en busca de la absoluta fealdad con la nueva Gabriel, con su nuevo cabello al viento que, realmente, parece otra. Los aires alpinos han obrado el milagro, o quizá se trate, simplemente, de liberarse de un papel.
El Mundo abre con la foto de un niño llorando, presumiblemente un niño sirio en un hospital sirio. «Bombardean colegios y hospitales, es el día del Juicio Final».
Es, claro, Assad. Repite La Razón la noticia: ‘Matanza de civiles del régimen de Assad: 250 muertos’.
Me pregunto cuándo se decidirá la prensa ‘seria’ por un sano escepticismo; al menos, por aplicar el sentido común. Assad, gracias a su aliado ruso, está terminando victorioso en una guerra civil espantosa, auspiciada por los mismos que provocaron las otras ‘primaveras’, con la consiguiente humillación estadounidense. Ya ha tenido que reconocer el Departamento de Estado -aunque es muy probable que usted no lo haya leído- que del anterior ‘ataque químico’ que provocó el bombardeo ordenado por Trump no hay prueba alguna. Que Assad le saque la lengua al imperio más poderoso que ha conocido la humanidad cuando tiene la victoria en la mano es muy poco creíble. Que unos americanos deseosos de la revancha y con todos los medios imaginables a su alcance necesiten una excusa conmovedora lo es bastante más. ¿Armas de Destrucción Masiva, alguien?
Abre, por lo demás, El Mundo con lo que El País deja en pequeño: ‘El TC tumba el parche de la ‘ley Wert’ para escolarizar en español’.
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