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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

La lección de 'El País'

Para La Razón, el tema no podía ser otro que el destino del partido de sus amores, como no podía ser menos porque viene a ser cuidar de la hacienda.

‘Trump cede a la presión y deja de separar a los niños migrantes de sus padres’, abre El País, subtitulando: «El presidente de EE UU rectifica una medida que había generado rechazo en su país y en el resto del mundo».
Habitualmente, las formas de manipulación que emplea El País están desperdigadas por todo el ejemplar, así que no voy a desperdiciar semejante concentración maravillosa de técnicas sin comentarlas.
Bien. Lo primero es, naturalmente, el sujeto. Cuando se aprueba una medida política considerada negativa, el redactor puede elegir entre achacarla al país, a la autoridad en cuestión o a la persona que la ejerce, según esta última deba o no ser demonizada. Lo hemos visto a menudo con el propio Trump, que pasa a ser ‘EE UU’ cuando la decisión que toma es del agrado de Prisa.

En segundo lugar, El País no indica directamente la acción, sino que la precede de lo que considera su causa y motivación. Trump ha tomado lo que El País considera una decisión juiciosa, por lo tanto debe precederlo de la advertencia de que no lo hace porque se haya conmovido su negro corazón, o porque su mente nublada por la estupidez, la vanidad y la codicia le hayan llevado a pensárselo mejor, sino porque el angelical Cuarto Poder -con la inestimable contribución del propio ‘diario español de referencia’- le ha forzado a ello. Lo cual es no solo posible, sino muy probable, pero aplicable a tantas decisiones de los líderes democráticos que tendría que añadirse de fábrica en cada caso.

En tercer lugar, la propia descripción de la medida mala que ahora cesa: «separar a los niños migrantes de sus padres». Imaginen por un momento que se hiciera al revés, que se mantuvieran en el mismo centro de detención unos y otros. Podría, con toda justicia, titularse: ‘Trump mete a menores de edad en centros de detención de adultos’, lo que sería igual de negativo o peor. Pero ‘separar a los niños de sus padres’ suena tan patético que prácticamente no existe padre en el mundo que lo lea y no se subleve íntimamente.
En cuarto lugar, fundamental, la omisión crucial: ‘ilegal’. Se trata de un procedimiento de detención, algo que solo se da con quienes entran en el país vulnerando la ley. Cada año entran en Estados Unidos miles de emigrantes siguiendo el engorroso procedimiento burocrático establecido y nadie les separa de sus hijos.
En quinto lugar, otra omisión clave en el subtítulo, cuando habla de «una medida que había generado rechazo en su país y en el resto del mundo». La redacción hace parecer como obvio que se trata de una medida de Trump, y no, era la aplicación de una ley que le precede en muchos años y con la que Obama convivió sin que nadie estropeara con ella su imagen mesiánica.

De hecho, entre las primeras y más vistas fotos de las que han «generado rechazo en su país y en el resto del mundo» son de 2014, en plena Era Obama. ¿Cómo podían existir, cómo existían esas terribles imágenes de niños aferrándose a las vallas o durmiendo bajo sábanas de papel de plata sin que la prensa montara en cólera y el público se indignase? Sencillo: porque la prensa las ignoraba. Porque era Obama, uno de los nuestros.

Dejo fuera de concurso ese ‘padres’, porque es hilar demasiado fino, aunque precisamente la política que acabó imponiéndose antes de la ‘tolerancia cero’, la de dejar en libertad a los ilegales que venían con niños -‘Catch and Release’-, motivó que muchos entraran en el país con menores, exponiéndoles a riesgos terribles, fueran o no sus hijos.
En ABC, la portada también va de este asunto, con una foto algo menos dramática que las de costumbre de un niño en un centro de detención viendo unos dibujos animados, bajo el titular: ‘Encerrados pero no separados’.
El Mundo deja la noticia en cuarto o quinto lugar. Abre con ‘Torra prepara una encerrona al Rey ante sus visitas a Cataluña’. La situación catalana se está pudriendo tan rápidamente que dan ganas de decirle al Ejecutivo de Pedro Sánchez lo mismo que Cristo a Judas: «Lo que tengas que hacer, hazlo pronto».
Debajo, ‘Casado da un golpe de efecto al imponerse en el número de avales’. Hay partido.
La foto, como en La Razón, va para el partido España-Irán, que el Mundial nos tiene muy distraídos.
Para La Razón, el tema no podía ser otro que el destino del partido de sus amores, como no podía ser menos porque viene a ser cuidar de la hacienda. Pero su protagonista no es Casado: ‘Cospedal busca una alianza con el poder gallego para ganar a Santamaría’.

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