«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

La noticia como ilustración

El País de hoy tiene cierta cualidad estática, casi atemporal, en el sentido de que se ofrece como cartel electoral de todo lo suyo, de todo lo que defienden sus dueños, y en el que las supuestas ‘noticias’ son meramente ilustraciones, más o menos forzadas, del mensaje que se transmite. Algo, en fin, tan distinto de esa imagen que han dado la literatura y el cine de la vibrante redacción que se estremece y se pone en frenética acción ante la sorprendente realidad diaria como pueda imaginarse.
En la foto, una mujer con su hijo en un exótico campo de refugiados, ilustrando la primera parte de una serie, ‘La persecución de los rohingya/ 1. Los refugiados’.

Bien, los rohingya son perseguidos -y se defienden, naturalmente- y hay refugiados rohingya. El mundo es grande, lo que permite escoger, e incluso ignorar, como toda la prensa occidental ignora cuidadosamente las masacres de granjeros en Sudáfrica o la tragedia del Yemen, donde la población civil es alegremente bombardeada con el entusiasta apoyo de esa misma administración americana que se conmueve y enfurece bélicamente con los bombardeos sobre Duma.
Todos conocemos, después de todo, la agenda de Prisa, que es la agenda de los chiringuitos financieros que la financian: un mundo sin fronteras.
Ese mundo sin lealtades locales tendría para sus lectores, como paso inmediato, la construcción de esos Estados Unidos de Europa que anhelan expresa y públicamente políticos como nuestro presidente o su probable sucesor, Alberto Rivera.

Y ese afán explica el primer titular: ‘Fiscales alemanes y españoles se coordinan contra Puigdemont’. La idea es que la imagen de la UE y su fraternal igualdad por encima de las fronteras ha quedado en los últimos días por los suelos con la decisión del juez de Schleswig-Holstein, que la ministra de Justicia alemana ha acabado de arreglar con sus declaraciones ofensivas para España. Y eso hay que repararlo, contrarrestarlo, como sea, aun con un titular que hace parecer al pobre Carles como un superhéroe contra quien se precisa un ejército binacional de fiscales.

Primera noticia de la columna de la derecha, ‘Trump alude con frivolidad en Twitter a un inminente ataque en Siria’. Ciertamente, el aborrecimiento a Trump es un rasgo fijo que El País comparte con todos los grupos mediáticos de algún peso. Ciertamente, también, las bravuconadas de Trump online desdicen de la gravedad de la situación y de la ‘gravitas’ que se le quiere suponer a la presidencia de Estados Unidos.
Pero hay una frivolidad mil veces más peligrosa que la de las formas, y es la del fondo, y en esa Prisa no tiene rival. El ataque a Siria, que el medio defiende con ardor, es de base tan frívola y poco creíble, tan irresponsable después de tanta guerrita desastrosa emprendida con idénticas formas de propaganda, que prefiriríamos menos solemnidad a cambio de mayor seriedad en el diario.
Además, abajo, ‘Zuckerberg admite que hará falta más regulación en Internet’. Ese ‘admite’, tristemente oculto y arrinconado en la primera, es una verdadera joya de la manipulación. Ese kabuki de alzar desesperado los brazos y ‘admitir’, como si la realidad le forzase a lo que detesta, cuando tanto él como El País y todos los grandes medios suspiran por meterle mano a ese espacio de libertad que siguen siendo las redes a su pesar, es oro puro. Todo este paripé de comparecencias varias del fundador de Facebook tiene ese último objetivo.

La foto de primera de las otras tres cabeceras va para una noticia que en la primera de El País necesita uno lupa para advertir: el juicio contra Griñán por el mayor escándalo de corrupción, por volumen en euros, de nuestra actualidad, el de los ERE fraudulentos.
En ABC, medio rostro de Griñán, oculto el otro medio por una puerta. ‘Griñán se esconde tras sus subordinados’. La lealtad y el coraje no son valores que coticen alto en la política de partidos. Nadie ve nada, nadie sabe nada, nadie recuerda nada, nadie se responsabiliza de nada. Pero vótenme, que yo me ocupo de todo.
En El Mundo, sobre esto mismo, entrecomillado de Griñán: «Nunca vi, nunca me reuní, nunca conocí, nunca negocié’. Si los partidos tuvieran escudos de armas, el del PSOE debería incluir bien visibles los tres monos de la fábula.
Pero el primer tema no es ese, sino este otro: ‘UGT y CCOO dicen que en España «no hay normalidad judicial». Y todo podría ser, no digo que no; pero, desde luego, no hay normalidad sindical, no existe la opción de unos sindicatos que cumplan en exclusiva la misión que, según el diccionario, define a estos devoradores de marisco.
No sé si La Razón lo ha hecho a propósito, no es imposible, ni siquiera improbable; el caso es que las dos noticias con foto de su primera se complementan maravillosamente. En la de Griñán puede leerse: ‘La amnesia de Griñán en el juicio de los ERE’. Debajo, de espaldas, Cristina Cifuentes que, si Griñán ha olvidado lo que pasó, ella recuerda perfectamente lo que sus profesores aseguran que no pasó: ‘Cifuentes mantiene el pulso: solo dimitirá si se lo pide Rajoy’.
Para que se lo pida Rajoy, nuestro presidente no necesita prueba alguna a favor o en contra de la versión de su correligionaria, sino meramente un vistazo a las encuestas. Así de cruel es la política, amigos.
Arriba, como primera noticia, la misma que El País, pero expresada de otro modo: ‘Cumbre hispano-alemana para fijar la rebelión’. La rebelión fija: he aquí otro hallazgo de nuestro tiempo.

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