«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Realidades paralelas

Recuerdo lo que me contó, hace ya décadas, un compañero que fue a hacer prácticas al primer periódico de un país latinoamericano.


Al bajar del avión se encontró con la capital literalmente tomada por una gigantesca manifestación. Estaba en todas partes, y le costó Dios y ayuda, y no pocas horas, llegar al hotel a través de la muchedumbre que abarrotaba calles y plazas. Al día siguiente, al presentarse de mañana en la redacción, lo primero que hizo fue mirar la portada del diario en el que iba a trabajar unos meses, esperando verla ocupada por la gigantesca protesta.
Pero nada, ni una foto, ni un breve. No aparecía por ninguna parte, no había sucedido, por lo que respectaba a aquel importante diario. Preguntó y le dijeron con sencillez que la manifestación era de ‘los otros’, y ellos, el diario, representaba a ‘los unos’.
Entonces me pareció una anécdota graciosa, seguro como estaba de que algo así no podría pasar en España, mucho menos en el resto de Europa Occidental. Ahora sé que no solo podía pasar, sino que pasa, continuamente.

En Inglaterra han descubierto un segundo Rotherham: miles de niñas, algunas de 11 años, han sido sistemáticamente violadas, torturadas y prostituidas durante la friolera de 40 años en Telford, en el Shropshire, ante la indiferencia temerosa de los servicios municipales y la policía. Los primeros no quisieron denunciar; los segundos, prefirieron no investigar. ¿Cómo es posible? Resulta que las niñas eran inglesas nativas de clase baja, mientras que los perpetradores eran en su mayoría paquistaníes. Y, como enseñó el otro día Nacho Escolar, investigar los delitos de gente de otra raza y origen nacional te expone a las acusaciones de racismo y xenofobia, pecados imperdonables.
Y cuando se descubre este horror, este escándalo, esta tragedia colectiva, la prestigiosa BBC la ignora por completo. Ayer abría con una polémica sobre ciertos polémicos pasteles de nata, y hoy, el New York Times (gracias, @VernonKorth) habla de una «banda de pederastas británicos». «Todas las noticias que vale la pena imprimir».
Tampoco la busquen en las primeras de nuestras cabeceras, está muy ocupadas ignorando demasiados asuntos y, al final, no son más que sucursales de los mismos grupos de poder. Pero el peligro para la información, recuerden, está en Internet.
Hoy El País abre, de foto, con Donald Trump eligiendo un modelo para el muro que va a construir con México, y de noticia esta: ‘Trump fulmina con un tuit al secretario de Estado, el último reducto de cordura’.

Ahora, si hubieran titulado con la frase obviando lo que va después de la coma, yo no tendría nada que decir. Por supuesto, no lo ha destituido ‘con un tuit’, pero así lo ha anunciado y, creo, es lo bastante llamativo como para que el titular valga.
Pero ese «el último reducto de cordura» es tan revelador… Veamos cómo titulaba El País cuando Trump nombró secretario de Estado a ese «reducto de cordura»: ‘Trump nombra secretario de Estado al jefe de ExxonMobil, próximo a Putin’. ¿No es para partirse?
Ayer todo el Twitter del periodismo antitrumpista estaba así de gracioso: se llevan las manos a la cabeza cuando lo nombra, se la vuelven a echar cuando lo echa. El caso perfecto es el de Kurt Eichenwald, autor y colaborador de Vanity Fair y MSNBC. El 10 de diciembre pasado tuiteaba: «Si Trump nombra al poco cualificado Tillerson como Sec de Estado en vez de a Romney, tenemos que preguntarnos si Rusia ha colocado ya a su hombre en la Casa Blanca». Ahora, compárenlo con un tuit suyo de ayer: ‘Al despedir a Tillerson un día después de que declarara que Rusia está detrás de un ataque en suelo británico, ya tenemos la prueba de que Trump está en colusión con Putin».

¿No es maravilloso? Cualquier cosa y su contraria es prueba de lo terrible que es Trump. Debe de ser tranquilizador para el presidente, en un sentido retorcido, saber que puede hacer cualquier cosa porque con ninguna va a conseguir dejar de ser lo peor para los medios.
En ABC siguen con su cosa, a ver hasta dónde pueden ordeñar la vaca de la tragedia. Los llorosos padres de Gabriel, en su portada, sobre el titular: ‘La asesina alega defensa propia para evitar la prisión permanente’. Mejor lo dejo así, y paso a otra cosa.
En El Mundo, la misma pareja, llorando junto al féretro blanco. ‘La asesina culpa a Gabriel para burlar la prisión permanente’. Pero al menos este diario tiene espacio para otras noticias, algunas relacionadas como esta: ‘PSOE y Podemos no rectifican pese al desgaste’. Lo que prueba, como leí en Twitter, que Podemos no es un partido populista.

En realidad, en muchos sentidos, Podemos es un partido antipopulista en muchos sentidos. Si populismo es decir a la gente en cada momento lo que quiere oír, cambiando el mensaje según cambien los aires de la opinión pública, tenemos una democracia dominada por partidos populistas desde el primer día. ¿En qué no han cambiado PSOE y PP? ¿Qué principios ideológicos inamovibles tienen? Podemos, en cambio, es ideológico, representa todo lo malo, y se empecina en lo malo pese a que sea impopular.
La misma foto abre La Razón. ‘Ana Julia quería tirar a un contenedor el cuerpo de Gabriel’. ¿De verdad es eso la noticia más importante? ¿En serio es importante hacernos conocer ese macabro detalle?

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