«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Testosterona

El País se parece cada día menos a un periódico. No, no hablo de objetividad, pundonor profesional o amor a la verdad, cosas que jamás ha tenido, sino de las propias formas, de titulares que no cuentan nada concreto que haya sucedido el día anterior, sino vagos procesos e interpretaciones. Hoy, por ejemplo, abre con ‘El PSOE y Cs recrudecen la batalla por el centro político’.

¿De cuántas maneras es un titular estúpido para abrir un periódico? La primera pista la da el propio verbo; «recrudece». Es decir, hay ya una ‘batalla’, y los chicos de Prisa consideran que ayer se ‘recrudeció’. Imagino que ese ‘recrudecimiento’ se centró en algo concreto, lo que sea, y debería ser ese hecho innombrado lo que se comunicase al lector, que ya vería si lo considera o no un «recrudecimiento en la batalla por el centro político».

La segunda vaguedad que hace inane la supuesta noticia es ese «centro político». Ciudadanos puede aspirar a ese elusivo e indefinible punto porque no es nada, y lo que se suele denominar centro es algo muy parecido a flotar a la deriva. Pero, ¿el PSOE? Con Sánchez, al menos, su anhelo parece ser culminar el objetivo marcado retóricamente por Alfonso Guerra al iniciarse el primer gobierno socialista: cambiar España de modo «que no la reconozca ni la madre que la parió».

El PSOE de Sánchez busca parecerse cada día más a Podemos, con cuyo apoyo gobierna, y si Podemos no es extrema izquierda, entonces las palabras no significan nada, y menos que ninguna el término ‘centro’. Concluyendo: El País podría haber dejado en blanco el espacio de su primera noticia y la diferencia no sería significativa.

En realidad sí tiene un sentido, pero no el aparente. Es un mensaje en clave, como cuando Vinnie, de la familia Tattaglia, entra en la mercería del barrio y le comenta al dueño: «Tiene usted una tienda muy bonita, señor Johnson; sería una verdadera pena que le pasara algo…». La traducción, en el caso que nos ocupa, se dirige a Ciudadanos en Andalucía y es: «Si quieres jugar a ser centro, ni se te ocurra dirigirle la palabra a esos desarrapados de Vox».

El Mundo sí da una noticia, algo concreto: ‘Cs filtra el reparto con el PP de la Junta ignorando a Vox’. Ciudadanos está haciendo bandera de su desprecio a Vox y su negativa radical a tratarlo como un partido legal y constitucional que ha pasado de la nada a tener doce escaños en el Parlamento andaluz. Lo que es extraño, porque Cs no ha tenido el menor reparo nunca para hablar con Podemos o con el ‘sursum corda’, sin contar con que el principal escollo es el mantenimiento de una ley que no hace tanto atacó con excelentes argumentos y pareja dureza. Manuel Valls, que ha gobernado Francia como socialista y ni siquiera es militante de Ciudadanos, parece ser quien da instrucciones a Rivera sobre lo que debe hacer.

En ABC vuelve a darse ese fenómeno que tantas veces hemos observado y glosado aquí: la derechita se avergüenza en secreto de lo que defiende y todo su anhelo es encontrar un campo en el que pueda estar de acuerdo con la izquierda y en ese terreno se pasa siempre siete pueblos, cayendo en las más burdas manipulaciones.

La portada de hoy es un enorme atasco de camiones en una carretera. Titular: ‘El Reino Unido ya ensaya un Brexit caótico’. ¿Qué entendería usted viendo esa foto y leyendo ese titular? ¿Le quedaría claro que no es un atasco espontáneo, sino un simulacro? Es Europa o el caos, no hay salida. Sobre la puerta de la sede de la Comisión habría que colgar un cartel inverso al que figura a la entrada del Infierno de Dante: «Perded toda esperanza los que salís».

En La Razón abren con un misterioso entrecomillado: «O se impone el sentido común o la testosterona frustra el cambio». Es como si fuera una de esas voces fantasmales que resuenan en medio de una reunión en un viejo cuento gótico de terror, porque nadie sabe quién la ha pronunciado. Al menos, nada se dice sobre su autoría en el periódico de Marhuenda.

Por lo demás, la frase no puede ser más significativa de la política garbancera contra la que, a ojos de muchos, se ha levantado Vox, donde «sentido común» significa renunciar a cualquier principio para que todo siga igual, cambiando las caras, y «testosterona» quiere decir tomarse mínimamente en serio el mensaje que se dio a los votantes.

Por no hablar de la palabra elegida, «testosterona». Ahora que la veo escrita me doy cuenta de que es lo que necesita la política española, testosterona en vena. Al ser la hormona masculina por excelencia, tiene una fama espantosa, naturalmente. Pero, oh, la estamos necesitando como el comer.

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