'Ser es defenderse'
Ramiro de Maeztu
Lo esencial y lo accesorio
Por Alejo Vidal-Quadras
28 de agosto de 2014

 

La decisión de Rosa Díez de convocar un Consejo Extraordinario de su partido, órgano máximo entre Congresos, para debatir su política de alianzas ha sido un acierto que demuestra su inteligencia y sus reflejos, además de calificarla de auténtica demócrata. Vivimos una situación de emergencia nacional en la que gravitan dos formidables amenazas a corto plazo: el colectivismo liberticida y el separatismo secesionista. Ambos representan para España -y no digamos combinados- la destrucción y la ruina. La impotencia de las dos grandes formaciones del sistema para emprender el amplio y profundo programa de reformas que necesita nuestra gran Nación es evidente y sus cúpulas desideologizadas y corruptas carecen del empuje, de la credibilidad y de la voluntad necesarias Su empeño suicida en mantener un statu quo del que se alimentan sólo consigue aproximarnos cada día más al colapso. Como es lógico, los años de dura crisis que hemos sufrido y la indignación provocada por el descubrimiento de que el tinglado ruinoso e ineficiente surgido de la Transición no ha sido otra cosa que una larga serie de latrocinios, está llevando a muchos ciudadanos a la indiferencia o a la búsqueda de soluciones extremas. Por consiguiente, es de la mayor urgencia vertebrar una mayoría social pujante en torno a una agenda ambiciosa de cambio institucional, de recuperación de la competitividad, de saneamiento de la Administración, de democratización interna de los partidos y de simplificación de la estructura territorial. Una empresa colectiva de esta envergadura no puede ser llevada a cabo por una única organización y requiere una sólida coalición de sectores sociales, políticos e intelectuales cuyo volumen y prestigio actúe de polo de atracción para millones de españoles deseosos de hallar un camino de salida viable y sensato al impasse en el que nos encontramos.

Examinado el panorama surgido tras las recientes elecciones europeas, es obvio que solamente una alianza estrecha y permanente entre UPyD y Ciudadanos podría ser el aglutinante de esta necesaria corriente de opinión que devolviese la esperanza a una ciudadanía desorientada y decepcionada. En consecuencia, la dispersión de esfuerzos y de propósitos es hoy el mayor error estratégico que podemos cometer todos los que estamos comprometidos con la transformación regeneradora del Estado capaz de impulsar la recuperación económica y el saneamiento moral de nuestra sociedad. Ojalá esta verdad incontestable sea percibida por los dirigentes y militantes de UPyD y adopten en su inminente cónclave las resoluciones apropiadas. A todos los demás, en el ancho espectro que abarca desde el centro-izquierda al centro-derecha democráticos, liberales y reformadores, nos corresponde cerrar filas con esta nueva iniciativa para que el ciclo electoral que se cerrará de aquí a finales de 2015 configure una base parlamentaria suficiente que nos salve de la disgregación y de la tentación totalitaria.

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