'Ser es defenderse'
Ramiro de Maeztu
El pensador Iglesias
Por Ramon Pi
1 de junio de 2014

«El problema no es quemar contenedores. El problema es que la gente busque comida en ellos». El brillante razonamiento procede del cacumen del pensador Pablo Iglesias Turrión. Qué lucidez. Qué elocuencia. Lástima que, si continuamos aplicando esta misma lógica, habríamos de reprochar a los que queman los contenedores: ¡Sois unos desalmados! ¡Estáis quitando la comida de la boca a las víctimas del neocapitalismo liberal que acuden a los contenedores en busca de alimento!

Con este ejemplo de libro de pura y simple demagogia barata nuestro pensador ha hecho su autorretrato, el de un individuo capaz de desviar la atención sobre la quema vandálica de contenedores quitándole implícitamente importancia porque a veces se ve a personas hurgando en contenedores en busca de comida; evidentemente nada tienen que ver esos pirómanos con los marginados sociales, salvo porque han sido unidos torticeramente por Iglesias Turrión gracias a la palabra «contenedores»; y con esta observación manipuladora ha escurrido el bulto y no se ha pronunciado acerca de los desórdenes callejeros de Barcelona, que era de lo que se trataba.

Este modo de proceder es una constante en él. Un paseo por YouTube lo certifica sin necesidad de ahondar más. Y no habría valido la pena dedicarle siquiera estas líneas al lance, de no ser porque con estas artimañas de vendedor ambulante ha obtenido algunos escaños en el Parlamento Europeo. Tal vez valga la pena recordar que también obtuvo un acta de parlamentaria en Italia la actriz de cine pornográfico nacida en Hungría Ilona Staller, más conocida como Cicciolina, que estuvo cinco años ocupando su escaño y desde que cumplió los 60 años cobra una pensión vitalicia de 39.000 euros anuales del Estado italiano. Por cierto, su actual «Partido de la Democracia, la Naturaleza y el Amor» incluye objetivos como el matrimonio homosexual, la reapertura de los burdeles, un salario mínimo para los jóvenes por el hecho de serlo o «la eliminación de los privilegios de la casta política». Es verdad que aunque son apreciables algunos puntos de contacto, otras iniciativas no son del todo coincidentes. Por ejemplo, Cicciolina, antes del comienzo de la primera Guerra del Golfo, se ofreció a tener sexo con Saddam Hussein si eso significaba la paz en Irak, y no parece que las ocurrencias de Iglesias Turrión, que también dice amar la paz, vayan por ahí. Pero cualquiera sabe las sorpresas que pueden depararnos esos personajes tan creativos: de momento, el pensador Iglesias Turrión ya propone establecer un sueldo máximo, además del mínimo. Un portento.

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