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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Crítica de ‘Independence Day: Contraataque’: Bromas en el fin del mundo

Los alienígenas vuelven 20 años después con una destrucción acorde a la evolución tecnológica del cine, pero con un fallo fundamental: falta Will Smith para derrotarlos. Por lo demás, ‘Independence Day 2: Contraataque’ (Roland Emmerich, 2016) no deja de ser un calco de la cinta apocalíptica de los años 90 que multiplica la espectacularidad y repite las grandes dosis de humor tonto. Así que ya saben: nos volvemos a dejar las neuronas en casa.

¿Es mejor Independence Day: Contraataque que la primera? No, no lo es. La película de 1996, convertida casi por accidente en una cinta que todos recordamos -a pesar de que, admitámoslo, no es buena-, no dejaba de ser un relato alocado que dejaba a un lado cualquier complejidad, pero nos hizo reír. Veinte años después, la concepción de la película sigue siendo la misma: Los alienígenas de la primera cinta vuelven por venganza para destruir nuestro planeta y tendrán que evitarlo los hijos de los héroes de la primera película. Lo que vemos en esta nueva entrega son más explosiones, más ovnis, más amenazas y, sobre todo, nuevos momentos de divertida (y absurda) autoparodia. En resumen, todo es igual pero más grande. 

‘Independence Day 2: Contraataque’ no tiene, ni lo pretende, personajes cuya personalidad se parezca en lo más mínimo a la vida real, sino que se construye sobre la nostalgia y la locura para satisfacer a nuestro niño interior, el que renuncia al sentido común pero se lo pasa en grande escuchando chistes absurdos en el fin del mundo. 

El principal fallo de Independence Day: Contraataque no podría residir en su ridículo guión -del que no duda en mofarse-, sino en los altibajos entre la acción desmedida y el tedio y, principalmente, en la gran ausencia de Will Smith. El icono de la película de 1996 no participa en esta secuela y deja, de forma inconsciente, un vacío evidente que el nuevo héroe, Liam Hemsworth, no es capaz de llenar. Sí repite todo el reparto anterior para regocijo de los más nostálgicos, con nuevos momentos de un exageradísimo patriotismo y gestas inverosímiles.

A la vez que la película se asienta sobre los pilares noventeros, construye la casa con recursos de plena modernidad dando como resultado un producto que en ocasiones parece desfasado y que, de entrar en alguna categoría, lo haría en la de placer culpable. Porque sí, Independence Day: Contraataque no es una buena película, pero hace que, de nuevo, uno se lo pase muy bien. 

Puntuación: 2,5/5

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