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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Así suena la música premiada en los Globos de Oro

La banda sonora de “All is lost” y la canción de U2 para la película de Mandela fueron galardonadas

Quienes siguieron la pista a los Globos de Oro quizá no se sorprendieron con los resultados. “12 years a slave” se alzó como Mejor película, Alfonso Cuarón como Mejor director por “Gravity”; y en televisión “Breaking Bad” dominó como Mejor serie dramática y con un ‘Heisenberg’ confirmado como el gran personaje al recibir Bryan Cranston el premio por su interpretación protagonista.

Sin embargo, en el apartado musical mucho hay aún por decir. Pocas quinielas se ocupan de las nominaciones a Mejor banda sonora y a Mejor canción original. En el primer apartado competían “All is lost”, “Mandela: Long walk to freedom”, “Gravity”, “The book thief” y “12 years a slave”

La primera fue la ganadora, un trabajo original de Alex Ebert quien no solo compuso y grabó el material, sino que se encargó de tocar percusiones, guitarras, teclados, metales y añadir voces en un trabajo de esencia artesanal que le puso sonidos a la película dirigida por J. C. Chandor y protagonizada por Robert Redford. Ebert también es el vocalista de Ima Robot y de Edward Sharpe & The Magnetic Zeros; quizá por eso, y para evitar comparaciones entre sus diferentes aventuras musicales, firma la banda sonora de “All is lost” como “Alexander”, su primera banda sonora para una película de ficción.

El trabajo está construido en base a momentos solistas: un poco de voz, luego silbidos, más adelante suenan las guitarras, todo esparcido y con momentos particulares que incluyen efectos sonoros de caídas de agua (para una película enmarcada en el mar). El tema central, sin embargo, está en la pieza que abre el listado de canciones, “Excelsior”, con cierta influencia de Ennio Morricone y más pronunciada de Angelo Badalamenti. 

Es un disco que se complementa en su interior. Los temas por sí solos no son capaces de mantenerse sin la compañía del anterior o el siguiente; pero esa fue su intención. Por ejemplo, “The Infinite Bleed”, con sus percusiones y sus cuerdas, funciona para ambientar una escena, pero escucharla por sí sola no tiene mayor sentido. Este es un disco para ilustrar con sonidos la tortura mental del personaje de Robert Redford, al que no se le dicta nombre alguno.

 

Por otra parte, el premio a Mejor canción original terminó en manos de Bono y de U2 por su “Ordinary love”, para la película sobre Mandela. El tema que comienza con sonidos que recuerdan a la estética eclesiástica, con añadidos de piano eléctrico, consiguió el galardón con sus intenciones contenidas, con su cuidado instrumental, con su Bono cantando en falsete en los coros y la guitarra de The Edge atreviéndose a sonar, en ciertos momentos, como unas campanadas, quizá para festejar la libertad.

“Ordinary love” no sorprendió a la crítica musical. De hecho, quizá solo los fanáticos de la banda consideran el tema como una joya. Pero la canción suena bien, y rompe un silencio que ya preocupaba a muchos.

Con su estética adulto contemporáneo, la canción ser adapta a su sentido fílmico, incluso tardando hasta dos minutos desde que comienza hasta “entrar en materia”, hasta llegar a un gancho sonoro, a algo que rompa la tranquilidad musical planteada desde el inicio. El mayor mérito quizá se lo lleva The Edge, quien pone su guitarra al servicio de una sinfonía evocativa de seis cuerdas que aprovecha los efectos, los reverb y los delays para producir emociones, construyendo la pieza que se alzó con el Globo de Oro 2014, ganándole a Coldplay, Demi Lovato, Taylor Swift y a Justin Timberlake junto Oscar Isaac y Adam Driver. 

 

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