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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Tren extremeño: nuevo año, mismas incidencias

La llegada de 2019 no ha supuesto cambios en el servicio ferroviario extremeño, con cuatro averías en menos de 24 horas que han afectado a cerca de 300 pasajeros, ello a pesar de la incorporación en 2018 de nuevo material rodante y del cese de dos directivos tras serias incidencias ocurridas en el Puente del Pilar.

Como cada vez que ocurre una situación de estas características, la indignación cunde entre los extremeños, cansados de promesas incumplidas, y el Gobierno socialista de la Junta sale al paso para exigir que se depuren responsabilidades, en este caso para pedir incluso la suspensión temporal del servicio y alternativas de movilidad viables.

Esta vez, «la gota que ha colmado el vaso» de la paciencia de los extremeños han sido cuatro incidentes nada más comenzar el año, entre ellos el de un tren detenido en mitad del campo, a dos kilómetros de Navalmoral de la Mata (Cáceres), sin luz ni calefacción, y cuyos pasajeros llegaron a Madrid con cuatro horas de retraso.

Los viajeros de este tren, que ya habían sido transbordados en Mérida desde otro que había sufrido una avería, podían haberlo hecho a un s-599 en lugar de a un s-598, un modelo con una antigüedad mínima de 15 años y que concentra «el 72 % de las incidencias motivadas por problemas del material», según reconoció Renfe cuando anunció la sustitución de material rodante el pasado año.

Precisamente ésta ha sido una de las principales medidas adoptadas por el Ministerio de Fomento de José Luis Ábalos para mejorar el servicio de la línea convencional.

Hasta diciembre se incorporaron cinco trenes s-599 en sustitución de otros tantos s-598, actuación que se completará de forma escalonada con la renovación de un total de 11 trenes más modernos de la citada serie 599, los cuales no superan los 10 de años de antigüedad, aportan mayor fiabilidad e incrementan las plazas.

Dos de estos trenes se introdujeron en agosto, un período, el veraniego, en el que debido a las altas temperaturas aumentan sustancialmente los retrasos, incidencias y averías en la red ferroviaria extremeña, que no tiene ni un solo metro de vía duplicada ni electrificada en sus 725 kilómetros.

La región no dispone de servicios de larga distancia, todavía tiene tramos con traviesas de madera y carriles del siglo XIX, y limitaciones de velocidad de 50 e incluso 30 km/h, y el viaje Badajoz-Madrid se sitúa entre las cinco horas del Talgo -que volvió a operar en marzo de 2018- y las ocho con transbordo.

Entre las incidencias más sonadas del pasado año destacan el descarrilamiento en mayo del primer vagón de un tren de la línea Zafra-Huelva y en junio un vagón que salió ardiendo de un convoy que quedó detenido cerca de Torrijos, con dos heridos leves al apearse y los pasajeros obligados a atravesar el campo con sus maletas para coger el autobús que les llevaría a sus destinos.

A ellas se suman las de un aciago Puente del Pilar, el 12 de octubre, con cuatro incidencias en tan solo tres días, entre ellas la de un tren averiado con más de 130 pasajeros a bordo detenido, una vez más, en mitad del campo que, tras acoplarse a una locomotora de socorro, finalizó su trayecto con cuatro horas de retraso, y la de otro tren que no llegó a su destino por falta de combustible.

El propio presidente de Renfe, Isaías Táboas, pidió entonces perdón a los extremeños por las molestias originadas a raíz de los incidentes en el Puente del Pilar, los cuales provocaron además los ceses del gerente de Servicios Comerciales Sur y del de Gestión, y Contratos de Fabricación y Mantenimiento SA.

Poco después, y también en octubre, el ministro de Fomento, José Luis Ábalos, viajó a Extremadura en tren para reunirse con los integrantes del Pacto por el Ferrocarril, creado al inicio de la legislatura por el presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, y formado por partidos, agentes sociales y económicos, diputaciones y la Fempex.

Ante ellos se comprometió a nombrar un coordinador del sistema ferroviario en la comunidad, encargado de intermediar entre este departamento, Adif y la Junta, lo que se materializó un mes después en la figura de Eduardo Villar Llinás, Jefe de Línea de Extremadura en Renfe Viajeros.

Pero ni estas medidas, ni las inversiones y licitaciones tanto en la línea convencional como en la red de alta velocidad convocadas en los últimos meses, impidieron que miles de extremeños, a instancias del Pacto por el Ferrocarril, volviesen a salir a la calle el pasado 18 de noviembre en Cáceres para expresar su «hartazgo».

Lo hicieron en una fecha marcada en rojo en el calendario extremeño pues el año anterior, 2017, se movilizaron en Madrid por esta misma reivindicación, la de un tren digno, en una jornada histórica en la que abarrotaron la Plaza de España de la capital del país.

Con una clara aspiración: acabar con esta «injusticia histórica» que lastra el desarrollo económico de la comunidad, al limitar la circulación de mercancías y viajeros, y que condena a la región, castigada por la despoblación, al «ostracismo».

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