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En estas elecciones el auténtico día de reflexión será el lunes. Hablo de los votantes y especialmente de los votados. Solo los que hayan votado según su conciencia y convencidos de la papeleta que han depositado en las urnas, no tendrán que arrepentirse. El resto –los del mal menor, los de la nariz tapada, los del voto útil- pueden pasar muy mal trago.
Si algo parece claro es que las mayorías absolutas han pasado a mejor vida. El modelo andaluz, con el PSOE o el PP a la cabeza, va a darse en multitud de municipios y en casi todas las autonomías. Cabe la opción de que por el efecto del miedo a mostrar las cartas, en vistas a las elecciones a la Moncloa, los partidos dejen ingobernables comunidades y municipios significativos hasta mucho más tarde. No olvidemos que la batalla de las batallas es el Estado y la experiencia Andaluza demuestra que de hecho no pasa nada. A partir del lunes, jornada de reflexión donde las haya, los partidos se deberán mojar y a esto siempre son bien reacios.
No entiendo nada. Si ahora los políticos ya no mienten y según lo que han declarado, cuando no haya mayoría absoluta, el PP querrá gobernar si gana; el PSOE lo intentara siempre menos pactando con Bildu o el PP; Podemos pactará con cualquiera si se aceptan sus líneas rojas y Ciudadanos, aceptadas unas mínimas condiciones, siempre dejará gobernar a la lista más votada. ¿Mantendrán alguno la palabra dada? ¿Alguien me lo explica?