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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

La biomasa genera la Comunidad un negocio de 163,7 millones

Red de calor con biomasa en la Universidad de Valladolid

El importante incremento de la instalación de estufas y calderas tecnológicamente avanzadas registrado en Castilla y León en 2017 ha generado un negocio de 163,7 millones de euros, lo que supone un incremento del 13,1% con respecto al año anterior, según ha informado Jorge Herrero, director de Proyectos de la Asociación Española de Valorización Energética de la Biomasa, Avebiom, en la jornada “Hub Madera” que se ha celebrado hoy en Bembibre (León), organizada por la plataforma #HubBierzo con el apoyo de la Junta de Castilla y León.
Al cierre de 2017 operaban en Castilla y León un total de 37.003 estufas y calderas de biomasa ‘tecnificadas’, el 21,9% más que el año anterior, lo que representa un aumento muy similar al de la media nacional (23%).
“En España —dijo Herrero—, la utilización de la biomasa como combustible de calefacción se ha multiplicado por 25 en la última década, al pasar de las 9.600
instalaciones de 2008 a las 244.197 de 2017, aunque el mayor crecimiento se ha registrado en los tres últimos años, en los que se ha duplicado el número de equipos”.
Jorge Herrero precisó que “el Observatorio de la Biomasa, entre otras magnitudes, hace un seguimiento de la evolución de las estufas y calderas tecnológicamente avanzadas que se instalan anualmente en España; por lo tanto, no se incluyen en estos datos los correspondientes a equipos tradicionales alimentados por leña, como son las antiguas estufas, barbacoas y otros de menor eficiencia”.
“Una realidad imparable”
Según ha manifestado por su parte el presidente de Avebiom, Javier Díaz, “la evolución del sector durante los últimos años pone de manifiesto que la biomasa térmica es ya una realidad imparable en Castilla y León, una de las comunidades con mayor potencial de crecimiento, debido a la riqueza forestal que atesora”.
“Y es una realidad imparable —añadió— por un conjunto de factores, entre los cuales quiero destacar dos. Por un lado, los importantes avances tecnológicos que se han producido, en respuesta a la demanda de confortabilidad que reclama el consumidor de nuestro tiempo. Y por otro, la oferta tan competitiva de la biomasa en precios, ya que una familia puede ahorrarse actualmente hasta un 66% del coste anual en calefacción con respecto a los precios del gasóleo”.
Además, dijo el presidente de Avebiom, “no podemos pasar por alto el valor añadido del empleo que genera el sector, no solamente por el número de puestos de trabajo que se crea año tras año, lo cual es importante en sí mismo, sino porque se trata de nuevos empleos en el ámbito rural, que permiten fijar población y dinamizar economías en declive desde hace muchos años”.
La actividad que se despliega en torno a los equipos de biomasa tecnológicamente más avanzados se estima que da empleo a 1.529 personas en Castilla y León, sobre todo en los ámbitos de venta e instalación de estufas y calderas de mayor eficiencia, mantenimiento de equipos y suministro de combustibles (astilla de madera, pellet y otros tipos de biomasa).
La cifra de empleo alcanzada en la Comunidad a finales de 2017 representa un incremento anual del 13,5%, lo que se sitúa muy ligeramente por debajo de la media nacional de los últimos años, que crece a tasas del 15% (más de mil nuevos puestos de trabajo cada año).
Además, se estima que el sector regional emplea en torno a un millar de personas más, vinculadas a la actividad tradicional (aprovechamiento de la leña) y a la generación eléctrica con biomasa de origen forestal o agroalimentario.
En cuanto a la potencia instalada total, en Castilla y León se elevó hasta 1.766 MW durante el año 2017, lo que está permitiendo generar un volumen de energía térmica estimado en casi 263 kTEP, un 8,8% más que el ejercicio anterior.
Esta mayor sustitución de la biomasa por el consumo gasóleo de calefacción ha permitido también una menor emisión de gases de efecto invernadero, que se estima en 812.436 de toneladas de CO2, contribuyendo así a la lucha contra el cambio climático evitando la contaminación que producen 541.624 vehículos durante un año.

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