En España, la proporción de trabajadores que se dedican al sector primario sólo representa un 4,68% del total de afiliados a la Seguridad Social, lo que se traduce en menos de un millón de personas. En concreto, según los datos de afilicación a la Seguridad Social, hay 991.285 trabajadores, el nivel más bajo registrado en al menos los últimos veinte años.
La disminución del empleo en el sector primario ha ocurrido al mismo tiempo que un notable incremento en la afiliación al sector servicios, que hoy emplea al 77,3% de los trabajadores en España. Este fuerte crecimiento también ha estado acompañado de una caída en el empleo en la industria y la construcción.
Según el servicio de estudios de la patronal de las pequeñas y medianas empresas, Cepyme, «el sector de Agricultura, Ganadería y Pesca viene destruyendo empleo durante 37 meses consecutivos, con 90.000 ocupados menos que en agosto de 2019″. Además, señala que el sector agropecuario «soporta con mayor intensidad que otros la fuerte carga impositiva y una fuerte alza de costes laborales».
El campo destruye los argumentos del secretario de Empleo
El secretario de Estado de Empleo, Joaquín Pérez-Rey, ha explicado que la caída de empleo en el sector primario responde a una «modernización» y a mejoras de productividad que permiten prescindir de trabajadores. Según Pérez-Rey, esta tendencia responde a «factores puramente estructurales» relacionados con el aumento de la productividad, la mecanización del campo y las mejoras en las técnicas de cultivo.
Sin embargo, trabajadores del sector primario han señalado que las actuales políticas «están haciendo imposible la rentabilidad de las explotaciones agrarias y ganaderas». En este sentido, advierten que «su cierre masivo provoca subida de precios en los alimentos, que se están convirtiendo en productos de lujo».
El presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado, también ha denunciado que «sin una agricultura viable no puede haber un medio ambiente sostenible ni seguridad alimentaria». Critica que estas políticas «están asfixiando a los agricultores europeos» y considera que son una «puñalada trapera». Además, resalta que «los ciudadanos queremos políticas que realmente ayuden a la agricultura a preservar el territorio y a reducir los costos de la cesta de la compra».
