Desde 2022, la diferencia entre lo previsto para gasto en Defensa en los Presupuestos Generales del Estado y lo efectivamente ejecutado ha superado el 20%. La invasión de Ucrania y el compromiso de los países de la OTAN de aumentar el gasto militar hasta el 2% del PIB para 2030 han intensificado esta situación.
En 2022, el presupuesto asignado al Ministerio de Defensa fue de 10.155 millones de euros, pero el gasto real superó los 13.000 millones, un 30% más de lo previsto, según Hacienda. En 2023, el gasto militar previsto fue de 12.825 millones, pero los desembolsos reales ascendieron a 15.000 millones, un 20% más de lo calculado inicialmente.
Un ejemplo de estos gastos adicionales es el envío de armas a Ucrania, por un valor de más de 1.000 millones de euros. Según los analistas, esta tendencia se mantendrá debido al contexto geopolítico (conflicto en Ucrania, guerra entre Israel y los terroristas de Hamás, entre otros) y el compromiso con la OTAN de alcanzar el 2% del PIB en gasto militar antes del final de la década.
Algunos estudios calculan que la desviación es aún mayor, si se consideran partidas fuera del presupuesto del Ministerio de Defensa. El Centro Delàs de Estudios por la Paz estima que en 2022 el gasto en Defensa fue de más de 22.000 millones de euros, frente a los 10.155 millones asignados. En 2023, esa cifra superó los 27.000 millones.
Este año, a pesar de no haber nuevos presupuestos, prorrogados desde 2023, el Ejecutivo ya ha aprobado dos ampliaciones de crédito: el mencionado envío de armas a Ucrania y 580 millones para misiones de paz.
Según detalla a El País el investigador principal de Seguridad y Defensa en el Real Instituto Elcano, Félix Arteaga, esta estrategia es habitual, ya que el presupuesto inicial no es suficiente y se recurre a créditos extraordinarios o al Fondo de Contingencia. En 2016, el Tribunal Constitucional sancionó el uso de créditos extraordinarios por evitar el control parlamentario, en respuesta a un recurso del PSOE contra un crédito para programas especiales de armamentos.
Otro factor importante en estas desviaciones presupuestarias son las misiones militares en el extranjero. Actualmente, España mantiene 16 misiones internacionales, en regiones como Oriente Medio, África y Europa del Este. Además, muchos gastos militares no se contabilizan directamente en el Ministerio de Defensa, sino en otros departamentos como el Ministerio de Industria, lo que da una imagen incompleta del gasto real.
España se comprometió hace una década a aumentar el gasto en Defensa al 2% del PIB, y en 2022 el Gobierno reafirmó este objetivo en la cumbre de la OTAN en Madrid. Sin embargo, alcanzar esta meta para 2029 será complicado, ya que hacerlo de manera apresurada podría generar problemas de gestión. Si el proceso hubiera sido gradual, se podría haber llegado al 2% sin grandes inconvenientes.
