'Ser es defenderse'
Ramiro de Maeztu
Viviendo sobre un polvorín
Por Carlos Esteban
25 de agosto de 2017

Hemos estado viviendo sobre un polvorín y no solo no nos ha dicho nadie nada, sino que parece no haber servido para evitar la matanza. Es lo que se deduce de las informaciones que desgranan estos días las primeras de los diarios.

Sobre la foto de una mezquita marroquí, abre ABC: ‘La policía pinchó el móvil del imán de Ripoll en 2005 por trabajar para Al Qaida’. Por qué se permite la estancia en España de un inmigrante que trabaja para Al Qaida, grupo terrorista suficientemente famoso, me parece un verdadero misterio.

En La Razón, ‘Investigan en Madrid, Andalucía y Levante células como la de Las Ramblas’. ¿Así, de repente? ¿O es, sencillamente, que consideran mejor que no sepamos qué está pasando y sigamos dormidos, hablando de Neymar y la próxima liga?

Insiste El Mundo: ‘La policía belga, a los Mossos: «Sabemos que el imán quiere ir a Barcelona». La foto de primera corresponde a una segunda noticia, convertida en primera para las redes sociales españolas: el yijadista cordobés, el hijo de la Tomasa, con ese dedo en el aire, en una imagen que ha dado más memes de los que recuerdo haber visto juntos.

El titular, entrecomillado, corresponde a declaraciones de su abuelo, Ramón Pérez, que nuestro apetito por los entresijos familiares de los islamistas parece no conocer límites: «No nos podemos creer en qué se ha convertido nuestro nieto». Ya saben, la radicalización y todo eso.

El País abre con la foto de las Ramblas atestadas una semana después de la tragedia. Es magnífico, naturalmente, no permitir que el terror nos cambie la vida. Pero detecto un cierto interés en esta insistencia en que sigamos adormilados y dóciles, llámenme desconfiado.

El titular de apertura, ‘Los terroristas pertenecían a la rama más radical del yihadismo’. Me encantaría conocer la rama más moderada del yihadismo, deben de ser tipos bastante curiosos.

Abajo, la historia de tono humano: ‘Tomasa, la madre que crio a la voz del ISIS’. Y madre no hay más que una.

A la derecha, ‘Uno de cada diez refugiados llegados a Alemania tiene trabajo’, lo que es una forma extraña de expresarlo: ¿Qué tal, «nueve de cada diez ‘refugiados’ llegados a Alemania vive de los impuestos de los alemanes? Oh, pero vienen a pagar nuestras pensiones, aunque no me pregunten cómo.

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