La Fundación ANAR ha atendido durante el estado de alarma un total de 11.682 peticiones de ayuda de menores de edad, y más de la mitad de ellas están relacionadas con casos de violencia, seguidas de maltrato psicológico y los abusos sexuales.
Es el balance del total de peticiones de ayuda de menores de edad y sus familias recibidas por esta Fundación de ayuda a niños y adolescentes en riesgo desde el pasado mes de marzo, cuando comenzó en confinamiento provocado por la pandemia de coronavirus.
Desde entonces, la Fundación ha atendido un total de 11.682 peticiones de ayuda (2.151 casos graves) a través del Chat ANAR y las diferentes Líneas de Ayuda de ANAR y el 52,2 % de estos casos fueron por violencia.
De hecho, esta Fundación ha expresado su preocupación por el «constante incremento» de los casos de violencia que sufren los menores y que continúan creciendo durante estos días.
Según los datos que maneja ANAR, la violencia física intrafamiliar (con marcas, moratones, lesiones graves) suponen el principal motivo de consulta, seguido del maltrato psicológico o emocional, que se ha recrudecido durante el estado de alarma.
Los casos de abuso sexual detectados suponen el tercer motivo más frecuente durante este tiempo, con el agravante del ocultamiento más absoluto de la situación y una frecuencia diaria.
También destacan por su frecuencia y gravedad los casos de violencia de género del padre contra la madre y de las adolescentes sometidas al control tecnológico de sus novios, así como los casos de abandono por negligencia y desatención en los cuidados los hijos.
El director de Programas de ANAR, Benjamín Ballesteros, ha destacado el papel de las líneas de ayuda de la Fundación a la hora de detectar casos graves «en un momento en el que los agresores se sienten impunes puesto que se ha perdido la observación que suponen los centros escolares, centros deportivos y de ocio, centros de salud etc.».
ANAR explica que la violencia procedente de fuera del núcleo familiar, sobre todo la que proviene de las redes sociales, también sigue presente con casos de grooming, ciberacoso, ciberbullying, sexting y otras formas de sextorsión y, además, sigue habiendo casos de agresiones extrafamiliares de vecinos y otras personas del entorno que vuelcan su ira y frustración sobre los menores de edad.
Por todo esto, la Fundación ANAR prevé que el 76,7 % de los menores que se han puesto en contacto con ellos durante el confinamiento tendrán problemas psicológicos.
Ha detallado que un 24,2 % de los menores que consultaron con ANAR padecía problemas psicológicos derivados del confinamiento, un 8,4 % refirió problemas de ansiedad, el 4,4 % de los adolescentes se autolesionaban y otros padecían trastornos de alimentación provocados por los malos hábitos alimentarios (1,8 %) y la falta de ejercicio físico derivando en una baja autoestima (1,2 %).
Además, la enfermedad y fallecimiento de familiares cercanos y seres queridos ha provocado consultas por depresión, tristeza (3,9 %) y duelo mal resuelto.
ANAR advierte de que algunos menores de edad están desarrollando obsesiones fruto del exceso de lavado de manos y de las pautas de higiene y otros miedo, soledad y frustración que transforman en agresividad hacia los demás.
Las familias que han recurrido a ANAR trasladan problemas de normas y límites, unidas a la imposibilidad de conciliación, lo que ha aumentado el número de consultas por trastornos de conducta (7,9 %) y la necesidad de los padres de tener pautas educativas apropiadas durante este tiempo en el que el teletrabajo continúa, pero no hay clases en un horario reglado.
Por último, siguen incrementándose los casos de ideas e intentos de suicidio, que se han disparado hasta convertirse en el principal motivo de consulta en lo relativo a los problemas psicológicos que padecen los adolescentes.
Con todos estos datos, ANAR advierte de que con la vuelta a la normalidad aumentarán los casos de duelo y depresión, ansiedad e hipocondria, Trastorno de Angustia con Agorafobia, riesgos con las tecnologías y sobre todo ‘grooming’, intentos de suicidio y autolesiones y problemas en el rendimiento académico y económicos.
ANAR prevé que en la «nueva normalidad» los menores de edad necesitarán ayuda psicológica y pide a las familias que soliciten ayuda psicológica para superar lo ocurrido y a la administración que los niños y adolescentes sean una «prioridad absoluta» y que se dote al sistema de sanitario de los recursos psicológicos necesarios para tratar a los menores sin colas de espera y con la frecuencia adecuada.