El portavoz del PP en el Ayuntamiento de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, acusa a la alcaldesa de la capital, Manuela Carmena, de repartir el dinero de los madrileños «entre amiguetes».
La asociación Traficantes de Sueños, de la que fue integrante e impulsor el concejal de Ahora Madrid Pablo Carmona recibió en los últimos dos años 46.800 euros en subvenciones y subcontrataciones del Consistorio gobernado por Manuela Carmena.
Carmona fue impulsor de la entidad, que tiene una librería en el centro de la capital y una editorial afín al mundo anticapitalista y «okupa», hasta 2015 fecha en la que logró su acta de concejal. Ahora «no tiene vínculos desde lo institucional» con la asociación.
La entidad recibió dos años después dos subvenciones por un importe total de 10.000 euros, y otros 36.800 euros a través de una subcontratación de otra asociación, Red de Economía Alternativa y Solidaria (REAS), para organizar un congreso de economía solidaria.
El equipo del edil ha señalado que las subvenciones «se han recibido desde el área de Cultura liderada por la propia regidora, desde lo legalmente establecido». «La librería tiene su actividad independiente y ha recibido fondos y premios en el ámbito estatal desde hace años», han dicho fuentes de su entorno, según publica el diario El País.
El Ayuntamiento inyectó 81 millones en 2017 para contratos menores -licitaciones que permiten evitar el concurso público- y subvenciones, más del doble de lo que aportó en 2015 -36-. En este sentido, la oposición asegura que gran parte del dinero público para proyectos de este tipo es «asignado a través de métodos clientelares». «Están consiguiendo crear una gran red clientelar», dicen desde Ciudadanos.
El portavoz del PP en el Ayuntamiento de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, también acusa a la alcaldesa de la capital, Manuela Carmena, de repartir el dinero de los madrileños «entre amiguetes» y de realizar tratos de favor. Asimismo, pide destinar este dinero a «solucionar el estado de la ciudad, en mejorar condiciones… pero no dedicarlo a repartir entre entidades sospechosas», lo que converge en un «caldo de cultivo de amiguismo».
