El archipiélago canario atraviesa la mayor crisis inmigratoria de las últimas décadas, con la llegada de 36.000 inmigrantes ilegales a sus costas sólo en 2023. Durante este verano, cuando las aguas del Atlántico son más tranquilas, la situación se ha agravado notablemente.
Este desafío no sólo presenta problemas logísticos sobre cómo gestionar la llegada masiva de personas, sino que también ha avivado el debate político cada vez que una nueva patera toca tierra por la inseguridad creciente en los lugares con mayor porcentaje de inmigración de España. Entre ellos, un número considerable son hombres menores no acompañados.
Ante esta realidad, Cantabria ha decidido recibir a 29 de estos menores de forma gradual y bien planificada antes de que termine el año. Carmen Arce de la Torre, subdirectora general de Infancia del Gobierno cántabro, ha explicado que esta es «la cifra que podemos asumir con garantías para ofrecerles la atención adecuada», aclarando que el perfil será el de personas de unos 17 años, sexo masculino y origen marroquí.