Con la invasión rusa a Ucrania y el ataque de los terroristas de Hamás sobre la población israelí, el Mediterráneo ha ganado importancia en las relaciones internacionales. Punto de encuentro de Occidente con Oriente, no es la primera vez que la diplomacia debe intervenir por incumplimientos de la ley.
El pasado miércoles 11 de octubre las autoridades españolas localizaron dos buques de origen ruso transitando por el Mediterráneo, cerca de la Zona Económica Exclusiva española. La monitorización a estos buques es constante por parte de miembros de la OTAN, y la Unión Europea delega en gran medida en sus Estados miembro para vigilar la soberanía territorial, que incluye el mar.
Desde el avistamiento de estos buques rusos, la Armada Española ha dispuesto que el buque de acción marina (BAM) «Rayo» (P-42) sea el encargado del seguimiento de los dos buques, al sur del archipiélago balear. Este operativo de vigilancia, que se está desarrollando en el Mediterráneo occidental, ha sido confirmado por el Estado Mayor de la Defensa, encargado de velar en la Zona Económica Exclusiva española.
Los dos buques rusos que están siendo monitorizados por la Armada son el remolcador naval «Sergey Balk» y el submarino clase Kilo II. El rastreo a las embarcaciones de Rusia se prolongará, según estiman fuentes de la Armada, hasta que los buques abandonen las aguas de responsabilidad españolas.
El buque español encargado del seguimiento, que cuenta con una tripulación de 52 hombres y mujeres bajo la autoridad de un capitán de corbeta, se encuentra bajo control operativo del Mando de Operaciones desde el 1 de octubre. Hasta el momento del avistamiento de las embarcaciones rusas, su misión era la propia de las Operaciones de Vigilancia Marítima.
