Tal y como asegura José Javier Esparza, el gran problema de la «leyenda negra» no es que el enemigo la propague, es que nos la creamos nosotros mismos. Siguiendo este razonamiento en lo que a la producción cinematográfica se refiere, el problema no es que el cine extranjero difame y manipule la historia de España en sus películas, el problema es que las emitamos en todas las televisiones públicas de nuestro país y encima paguemos por ello e imitemos esas plantillas de producción.
Caminando por la estela marcada por Elvira Roca Barea, mencionemos algunos ejemplos. La película Elizabeth ganó un Óscar. En esta ridícula interpretación de Isabel Primera de Inglaterra, que recoge todos los mitos nacionalistas antiespañoles, se muestra también, por ejemplo, cómo los ataques implacables de los barcos británicos provocan una catástrofe ante los lentos y atrasados barcos españoles. La realidad fue muy distinta, la Gran Armada, la llamada «Invencible», nunca fue derrotada. La misma manipulación la encontramos en numerosos relatos extranjeros cuando la armada británica intentó hacer lo mismo en la América española. Inglaterra fracasó frente a Blas de Lezo pese a movilizar a 18.000 infantes de marina. Estos relatos en sus diferentes formatos y la propia cinta de Elisabeth han sido emitidos en innumerables ocasiones por TVE y el resto de televisiones públicas autonómicas, muchas de las cuales comparten los derechos de emisión del cine que se compra por la televisión nacional.
Pero vayamos con lo nuestro. A pesar de la manipulación por parte de los británicos que llegaron a crear monedas de un Blas de Lezo arrodillado ante Vernon (el almirante humillado junto a toda Inglaterra), el cine español no se ha encargado jamás de combatir esta tremenda falsedad. Lejos de hacerlo, más bien se ha sumado a la «leyenda negra» desde dentro de nuestras fronteras. De este modo, por ejemplo, no hay ningún producto español que difunda con más éxito la leyenda negra que el Capitán Alatriste de Pérez Reverte, un hombre muy diferente en realidad. Adivinen cuántas veces se ha emitido este relato en nuestras televisiones. Si entramos en materia de documentales, de nuevo nuestra televisión pública nacional ha programado en varias ocasiones uno que se titula La inquisición, una tragedia española, a pesar de que la mitad del documental está dedicada a otros países como Francia. Imaginen cómo se habla de la expulsión de los españoles judíos ante lo que no cabe discusión alguna: España fue la nación menos cruel de Europa con los judíos.
En este delirio de la «leyenda negra», la BBC, en un documental de producción propia, ha llegado a comparar a la inquisición española con los nazis, cuyas banderas se entremezclan en las imágenes de la cinta con banderas constitucionales españolas. Muchos otros títulos de este tipo de producciones, que también forman parte del catálogo de películas y documentales que emiten frecuentemente nuestras televisiones públicas retratan a los españoles en la conquista del nuevo mundo como pioneros en el genocidio y el racismo. Trabajos de historiadores españoles y europeos instalados en sus prejuicios que difundimos masivamente.
En otro de la BBC, La historia del mundo, se afirma que «los españoles habían saqueado gran parte de América Central y del Sur», mientras se observan imágenes terribles de asesinatos y sufrimiento humano. Dado el sectarismo de todos estos creadores y ante la probable ineficacia de recomendarles lecturas que jamás leerán, habría que someterles a un visionado forzoso del musical de Malinche, de Nacho Cano, al estilo de la Naranja Mecánica. Con los ojos bien abiertos.