«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Las lecciones para periodistas que deja el caso Gabriel

Si de algo debe servir este caso, además de para evitar la derogación de la prisión permanente revisable, es para que los medios empaticen con las víctimas.

El comandante de la Unidad Central Operativa (UCO), Jesús Reina, y el teniente coronel Jefe Accidental de la Comandancia de la Guardia Civil de Almería, José Hernández Mosquera, han dado un buen tirón de orejas a los medios de comunicación de este país. Además de poner en peligro las investigaciones en momentos clave, el ansia de repercusión ha hecho aflorar mentiras y datos totalmente prescindibles.
Horas de televisión y ríos de tinta sobre cuestiones irrelevantes que únicamente han servido para alimentar el morbo. Y, como era de esperar, sin el beneplácito -incluso la negativa- de la familia de la víctima. María Ramírez y Ángel Cruz nos han dado infinidad de lecciones durante estos interminables doce días. Este miércoles, en el programa ‘Desaparecidos’ de TVE, expusieron que se propagaron ciertas informaciones de muy mal gusto que sencillamente no eran verdad. Lo hicieron de manera pausada y calmada, sin recriminar nada, únicamente con la intención de dejar constancia de que leer según qué cosas duele.
«Es muy difícil levantarte y escuchar cosas que sabes que no son verdad, y que las están escribiendo y que son duras. Te ponen el corazón en quiebra sin haber sido contrastadas y hacen daño», confesaba la madre del pequeño.
«En determinados momentos y contextos, la ética y los principios deben estar por encima de los intereses y de vender, en este caso, o contar», zanjaba.

Lección para periodistas

Una lección para periodistas -la de los padres de Gabriel- corregida y aumentada por los agentes de la Guardia Civil. Durante la rueda de prensa para explicar los detalles de la ‘Operación Nemo’, el comandante Reina ha reconocido que los medios de comunicación han hecho peligrar la investigación. Ha puesto como ejemplo concreto la persecución a Ana Julia Quezada cuando se filtró que su nombre centraba todas las investigaciones.
Luego está el morbo. Los titulares imposibles en busca de un ‘click’ que carecen de cualquier viso de ética o dignidad. Los agentes se limitaron a explicar, sin entrar en detalles, que el pequeño no sufrió. Y ahí había una hiena, en esa rueda de prensa, que quería más, pretendía conocer los detalles más escabrosos. Pero el teniente coronel le paró los pies.
Hay que poner nombre y apellidos a quienes se han servido de la tragedia de una familia como lanzadera mediática. Sin duda, quien se lleva la palma, es El Español. ‘’Los cuatro minutos de estrangulamiento de Gabriel: una muerte con sufrimiento’’, titulaba el medio hace tres días. Ahorrándonos calificativos a semejante titular, lo dejaremos en que es falso. O por lo menos así lo han explicado los agentes encargados de la investigación, que han zanjado la cuestión con un rotundo ‘no sufrió’. Y aunque la información recogida en esa pieza -que sigue disponible a pesar del desmentido oficial– fuese cierta, ¿de verdad se merecen Patricia y Ángel que se publique semejante cosa?
También está El País. El diario de Prisa se cuestionó, aludiendo a que era la pregunta que se hacía todo el mundo, si la asesina confesa de Gabriel habría actuado en defensa propia -también desmentido por los agentes-.
‘’Después de que ayer Ana Julia confesase su crimen y argumentara que el pequeño Gabriel quiso agredirla con una especie de hacha y que ella le golpeó intentando defenderse, la pregunta que todo ciudadano se hace es: ¿actuó entonces en legítima defensa?’’, esta es la reflexión en cuestión.
A este redactor desde luego ni se le pasó por la cabeza semejante aberración, como tampoco le ocurrió a la bandada de tuiteros que arremetió contra el diario, viéndose éste obligado a fulminar su pregunta.
Si de algo puede servir el caso del pequeño Gabriel, además de para evitar que se derogue la necesaria prisión permanente revisable, es para que algunos periodistas y medios de comunicación empiecen a empatizar un poco más con las víctimas, y que se graben a fuego en la memoria que existe una línea muy fina entre el derecho a la información y el morbo. La lección que nos dejan Ramírez y Cruz a todos los periodistas es que no todo vale.
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Emocionada rueda de prensa de la Guardia Civil para explicar el caso Gabriel

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