La elaboración de alimentos con grillos y otro tipo de insectos ya es una realidad. Tras la reciente autorización de la Comisión Europea al consumo de algunos insectos como el gusano de la harina, la langosta migratoria y el grillo doméstico, son varias las «fábricas 2030» ubicadas en España que están llevando estos productos a los supermercados. Un ejemplo que ahora ha ganado especial relevancia es el de Grillco, una fábrica catalana que ha apostado por este nuevo modelo alimentario y que ya produce su propia harina de grillos a gran escala.
Ubicada en Barcelona, la planta de Grillco no sólo transforma grillos en harina, sino que también cuenta con su propio criadero para «garantizar la calidad del producto desde su origen». Francesc Picornell, uno de sus fundadores, explica que se trata de un proceso intensivo, similar al de la ganadería convencional: «Criamos los grillos desde su fase inicial, los alimentamos, los dejamos crecer y posteriormente los procesamos para convertirlos en harina utilizable en todo tipo de recetas».
La producción incluye varias fases. Una vez los grillos han alcanzado el tamaño adecuado, se deshidratan y se trasladan al obrador. Allí se trituran «hasta obtener una harina fina y de alto valor nutritivo». Según detalla Juliana Villasante, también fundadora de Grillco, una vez completado el proceso, el producto se envasa y queda listo para su comercialización.
La mayor granja de insectos, en Salamanca
Dentro de los planes de sostenibilidad y cumplimiento de la Agenda Verde marcados por Bruselas, cabe destacar que España está adoptando un papel protagonista. A diferencia de países como Italia, donde Giorgia Meloni prohibió la harina de gusano para productos como la pizza o el pan en defensa de la cultura gastronómica mediterránea, Salamanca albergará la mayor granja de insectos de todo el mundo, con el objetivo de fabricar 100.000 toneladas anuales de productos a partir de estos animales.
El tenebrio molitor, conocido popularmente como gusano de la harina, será utilizado desde piensos para ganado hasta cosméticos, pasando por fertilizantes agrícolas, medicinas o tejidos. Además, se introducirá en panes y dulces.
