Desde que se aprobara la Ley de Memoria Histórica, ésta está siendo utilizada y manipulada. La asociación PieEnPared ha rendido un homenaje a las víctimas de las chekas, los centros de detención, tortura, juicios bufos y asesinatos por los que pasaron millares de civiles indefensos.
Concretamente, el acto ha tenido lugar donde se ubicó la cheka que dirigió el socialista Agapito García Atadell en la antigua calle de Martínez De la Rosa 1, en la actualidad el número 42 del Paseo de la Castellana de Madrid. Durante el homenaje, el presidente de PieEnPared, Juan Carlos Girauta, ha pronunciado un discurso en el que ha destacado que «durante la Guerra Civil, Madrid albergó una red formada por 345 chekas y cerca de 3.000 asesinados pasaron por ellas».
Girauta ha recalcado que «la brigada de Agapito García Atadell detuvo a 800 personas en dos meses y medio, de hecho, él encabezaba el Comité sentenciador». Además, en ella «se retuvo, se torturó, se sometió a juicios bufos y se condenó a muerte a muchos inocentes. El móvil principal de García Atadell, tal como acabarían denunciando sus conmilitones, era el robo. Mortificó y asesinó para robar, hasta que acabó robando a los responsables de otras chekas, lo que provocó la denuncia de los suyos a las autoridades franquistas cuando trataba de huir» ha explicado el presidente de PieEnPared.
Asimismo, Girauta ha puntualizado que «es casi seguro que el hombre que lo identificó, alertando de su presencia en Canarias, desde donde se disponía a abandonar España, fue el cineasta Luis Buñuel, no precisamente franquista».
García Atadell secuestró, torturó y fusiló bajo la protección de los ministros socialistas Galarza y De Gracia, del líder socialista Indalecio Prieto, del director general de Seguridad Manuel Muñoz y de la Agrupación Socialista de Madrid. Por eso, el presidente de PieEnPared ha dicho: «Indalecio Prieto tiene su escultura de bronce en Madrid. Largo Caballero tiene su monumento en Madrid. Pero nadie recuerda a Simón Serrano Benavides, que solo salió de aquí para ser fusilado en Moncloa. Ni a Emiliana Castiblánquez Amores, ni a su hija Dolores Flores Castiblánquez, escarnecidas donde estamos y fusiladas juntas. Ni a Mariano Martín Martín, que padeció en este lugar y fue asesinado en la carretera de Andalucía. Ni a tantos otros que sufrieron detención, saqueo, tortura y muerte a manos de la brigada de Agapito García Atadell».
«Es de justicia recordar a las víctimas inocentes de las chekas, cuya única culpa fue tan a menudo su fe. O sus ideas» ha concluido Girauta. Por eso, tras el homenaje han presentado en el ayuntamiento de Madrid una carta al alcalde, José Luis Martínez Almeida, instándole a poner una placa o recordatorio permanente en cada lugar de la ciudad donde hubo una cheka.
