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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Presión sobre los datos para calibrar el estado real de la epidemia

Personal sanitario atiende a varios pacientes en las instalaciones exteriores del Hospital José Molina Orosa

Para ver el final del túnel de esta primera fase de la epidemia de coronavirus se impone encender las luces largas, tras buscar la salida con las de cruce escrutando con detenimiento los datos del día a día y después de las controversias suscitadas por las muertes aún no revisadas y el incremento de los contagios por la ampliación de las pruebas de detección, comunicadas sin los detalles necesarios para su interpretación.

Se hacen más test y por esa razón aumentan los diagnósticos de casos de coronavirus en España. De este modo justifican las autoridades sanitarias el incremento de nuevos positivos (otros 5.183) con los que hasta ahora se ha medido la evolución de la epidemia, ya que con las muertes, más de 19.000 a falta de las pertinentes cuantificaciones, lo que se evalúa realmente es la magnitud de la tragedia.

Quedan las hospitalizaciones y los ingresos en las ucis, que siguen descendiendo y ya se sitúan en ambos casos por debajo de 2 por ciento (1,7 y 1,4 %), pese a que no hay un recuento global por la falta de datos acumulados de algunas comunidades como Madrid, Castilla y León y Galicia, y los de urgencias, que en muchos hospitales se han reducido de entre el 80 y el 90 por ciento de hace unas semanas al 30 por ciento actual.

Pero sobre todo quedan las comparaciones a más largo plazo, las luces largas (las infecciones que ahora crecen por debajo del 3 % lo hacían por encima del 20 % hace tres semanas), que evidencian el paulatino control de la enfermedad, que, según ha dicho el ministro de Sanidad, Salvador Illa, va “por buen camino”, aunque se trata de un camino aún “largo y difícil”.

AUMENTO DE TEST

Los contagios notificados este jueves, que ascienden en total a 182.816, mantienen la tendencia al alza de ayer y superan en más de 2.000 los registrados el pasado martes, debido al significativo aumento de test (de 20.000 a más de 40.000), según ha vuelto a subrayar el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón.

“Sabíamos que la introducción de estas pruebas nos iba a poner en un compromiso de comunicación”, ha dicho Simón, quien ha precisado que al menos 1.312 de los positivos reportados hoy son pacientes asintomáticos, diagnosticado mediante pruebas serológicas llevadas a cabo en La Rioja, Andalucía, Extremadura y Murcia, que los desglosan en función del tipo de test, y “que no se pueden colocar en la línea temporal de la evolución de la epidemia».

El ministro de Sanidad, Salvador Illa, ha dicho en su comparecencia semanal en el Congreso que en las últimas tres semanas se ha pasado de realizar 20.000 PCR diarias a más de 47.000, con lo que, desde el inicio de la crisis y hasta el 13 de abril, la cifra total de estas pruebas diagnósticas, las más fiables para detectar el coronavirus, es de 930.230.

Expertos y analistas sanitarios piden concreciones generales sobre los nuevos infectados, como el número y el resultado de las pruebas de detección practicadas para actualizar sus estadísticas y recuerdan, a este respecto, el cambio que criterios de diagnóstico que también se aplicó en China, acompañado de la información correspondiente.

RECUENTO DE MUERTOS

Esa controversia por los datos sobre los contagios también se ha trasladado hoy al recuento general de muertos, sobre el que hay abierto un debate casi desde el inicio de la crisis sanitaria, tras contabilizar Cataluña 3.242 nuevos fallecidos sin que se les hubiera hecho el test, pero con síntomas compatibles, a partir de datos de las empresas funerarias, con lo que se que elevaba a 7.097 los 3.855 notificados hasta entonces.

El presidente de la Generalitat, Quim Torra, ha pedido hoy que se aplique este mismo tipo de recuento en el resto de España y el ministro de Sanidad le ha contestado que sólo hay un criterio común para hacerlo, el que marcan las autoridades internacionales, y que no se puede hacer de otra manera

Algunos expertos, como el jefe de epidemiología del Hospital Clínico de Barcelona, Antoni Trilla, son contrarios a ese tipo de recuento, porque consideran que hay que separar cada uno de los supuestos: “Es muy importante distinguir entre casos posibles y confirmados (…) sumar peras y manzanas puede ser un lío”, ha dicho en una entrevista en Catalunya Radio.

Pero el de la Generalitat de Cataluña no es un caso excepcional, en Madrid se suceden los datos sobre los fallecidos en las residencias de ancianos, que la Comunidad ha cifrado en unos 5.000, mientras el vicepresidente, Ignacio Aguado, de Ciudadanos, reconocía que el total de decesos relacionados con la COVIV-19 en la región podría llegar a los 10.000, casi 4.000 más de los notificados.

La controversia está servida con el convencimiento generalizado de que los muertos por la epidemia, al igual que ocurre en otros países, son muchos más que los que recogen las estadísticas.

DESCONFINAMIENTO

Habrá tiempo para el debate, que correrá paralelo del aún largo trecho que, según la mayoría de expertos, queda para salir del túnel de esta primera fase de la epidemia con la transmisión controlada, una de las seis premisas planteadas por la OMS para poder comenzar el desconfinamiento.

Obviamente España todavía no cumple ese requerimiento, como tampoco cumple los otros cinco, que incluyen la capacidad del sistema de salud para detectar, someter a pruebas, aislar y tratar cada caso y rastrear cada contacto, la reducción al mínimo de los riesgos de brote en residencias de ancianos y centros sanitario o la aplicación de medidas preventivas generalizadas.

Pese a ello, trabajar para asegurar una desescalada progresiva y organizada es una tarea que implica mucha planificación y, llegado ese punto, parece que hay un cierto consenso sobre que una de las primeras medidas que se ponga en marcha sea la salida controlada de los niños.

Salvador Illa se ha referido a esa circunstancia en su comparecencia parlamentaria de hoy, pese a insistir en que aún no es el momento: «Sabemos que el confinamiento está siendo un reto para todos ellos y para sus familias, y somos conscientes de que afecta también a su salud, en cuanto sea posible podrán salir de forma ordenada».

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