El adelanto de las elecciones autonómicas valencianas al 28 de abril, el mismo día que las generales, ha enfrentado al president de la Generalitat, el socialista Ximo Puig, con su socio de gobierno, Compromís, por boca de la vicepresidenta Mónica Oltra, quien le acusa de haberlo decidido sin unanimidad.
Puig ha anunciado su decisión en una declaración institucional tras la convocatoria extraordinaria de un pleno del Consell en el que se ha puesto de manifiesto el rechazo expreso de Compromís, y en la que ha argumentado el carácter histórico de la Comunitat Valenciana para hacer uso de la prerrogativa que le concede el Estatuto de Autonomía y ejercer su voto de calidad.
En un discurso en el que ha combinado el valenciano y el castellano, Puig ha defendido que el adelanto electoral es «una oportunidad» para «visibilizar» el problema valenciano en el debate nacional y que su decisión ha llegado tras «un proceso deliberativo».
Su decisión «no es una visión enfocada y viciada de partidismo, sino que tiene que ver con el interés general de los valencianos», ha dicho Puig, para quien el adelanto electoral servirá para «el fortalecimiento del autogobierno» y que los valencianos «tuvieran los derechos políticos efectivos que tienen otras comunidades autónomas».
Ha argumentado que si pensaba en las generaciones futuras «no podía tomar otra decisión» y que esta «favorece» que las aspiraciones valencianas «cuenten con un espacio político propio ante nosotros mismos y el resto de España».
«Tenemos una oportunidad y hemos de aprovecharla», ha sentenciado para concluir: «Ahora queda en manos de los valencianos decidir quién ha de conducir a la Comunitat a la deseable realización de esa oportunidad».
Poco después de la comparecencia de Puig, la vicepresidenta, arropada por los otro cuatro consellers de Compromís, ha argumentado que no veía justificada la decisión del president de adelantar las elecciones autonómicas porque no se dan las razones políticas ni parlamentarias para ello.
Ha incidido en que la potestad estatutaria que ha utilizado Puig «no singulariza las elecciones valencianas para el futuro» y ha dicho no entender qué ha cambiado desde la última vez que habló de este tema con el president, el pasado 15 de febrero, cuando Pedro Sánchez anunció el adelanto de las generales.
Oltra ha recordado que es día acordó con Puig «un mensaje común» basado en que no se daban las razones políticas para adelantarlas porque habían aprobado el presupuesto y había estabilidad tanto parlamentaria para sacar adelante proyectos legislativos como política para acabar la legislatura.
Ha negado sentirse «traicionada» por Puig, ha destacado que gobernar «no es una aventura, es una responsabilidad», ha indicado que el informe jurídico remitido está sin firmar y es de esta misma tarde y ha desvelado que en el pleno del Consell no se ha votado a mano alzada, sino que se ha ofrecido la opinión y ella ha sido la portavoz de los consellers de su partido.
La presidenta del PPCV, Isabel Bonig, ha manifestado que la «agonía» del «gobierno del Titanic» ha terminado «en un gran fracaso» y que no hay ninguna otra razón para el adelanto electoral «más que razones puramente partidistas de Puig y mucho miedo».
El candidato de Podem a la Generalitat, Rubén Martínez Dalmau, ha advertido de que le parecería «una irresponsabilidad que no se acabaran de cumplir todas aquellas deudas» que quedan en esta legislatura y se ha referido a la Ley de Diputaciones, la reversión del Hospital de Denia o la Ley de expresidentes.
Desde Ciudadanos, su candidato a la Presidencia de la Generalitat, Toni Cantó, ha afirmado que su partido sale «a ganar las elecciones» y ha criticado que Ximo Puig y Mónica Oltra «solo piensen en sus cálculos partidistas y en no en lo mejor para los valencianos».
