El primer aniversario de Sumar, coalición liderada por la expodemita Yolanda Díaz, no puede dejar un peor balance. Recientemente obtenían sus peores resultados electorales en Galicia, tierra natal de Díaz. Los comicios no auguran mejores cifras en la comunidad vasca, donde probablemente no obtengan representación. En Madrid ni siquiera tienen estructura propia y han renunciado a tenerla en el futuro para no tener problemas con Íñigo Errejón, líder de Más Madrid.
Ahondando en la situación de la izquierda vasca, Sumar y Podemos confluyen de nuevo por separado, como hicieran en Galicia por la imposible relación entre ambas formaciones. El trato dispensado a Irene Montero públicamente, oponiéndose desde Sumar a incluirla en sus listas de las elecciones generales del 23 de julio, llevó a ambos partidos a la ruptura total. Una ruptura que se terminó de perpetrar con el abandono de Podemos del Grupo de Sumar para pasarse al mixto sin previo aviso. Además, Bildu, previsiblemente recogerá casi todo el voto que en su día obtuvo Podemos al Parlamento Vasco. Alba García, su candidata, es prácticamente desconocida.
Algo similar a la candidatura de Marta Lois como cabeza de cartel en Galicia. Colocada a dedo por Díaz por la falta de candidatos relevantes dispuestos a inmolarse políticamente. Lois, portavoz parlamentaria hasta entonces, no quería presentarse y fue la líder de Sumar la que decidió por ella.
Su posición nacional tampoco es la mejor en estos momentos. Yolanda Díaz, antes muy cercana a Pedro Sánchez, mantiene varios enfrentamientos con el PSOE por temas sociales e internacionales. Sumar pide mejoras en las leyes de vivienda y ha criticado abiertamente la estrategia socialista del presidente. La propia líder de Sumar, le acusaba el fin de semana de «dar palos de ciego». También se niega a incrementar el gasto en Defensa, algo a lo que el Ejecutivo está obligado. Para rematar, Díaz pretende viajar próximamente a Palestina, algo a lo que el Ministerio de Exteriores, capitaneado por el socialista José Manuel Albares, también se niega.
