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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Se retoman las misas respetando la distancia social y siguiendo los protocolos

Feligreses acuden a misa

Pese a que gran parte de su territorio aún está en la fase cero de desescalada, los feligreses de la Diócesis de Zamora han retomado este lunes, tras más de dos meses, la asistencia a misa, aunque, eso sí, condicionados por las nuevas normas que impone la prevención frente al coronavirus.

En la primera misa en la capital zamorana desde que se decretaron las medidas extraordinarias del estado de alarma se han podido ver a una docena de fieles que han guardado una amplia distancia social, con la mitad de los bancos vacíos y han atendido a las indicaciones que les hacían un grupo de voluntarios de la parroquia.

En el barrio de San Lázaro, donde los feligreses se organizaron hace dos meses para fabricar mascarillas de forma altruista y donarlas a quienes más las necesitaban, este lunes los voluntarios de la parroquia que da nombre al barrio han vuelto a organizarse, aunque esta vez para hacer cumplir las medidas de prevención en misa.

En la primera celebración religiosa en la capital zamorana tras más de dos meses de misa únicamente por televisión o por el ordenador, tres voluntarios se han encargado de acomodar a quienes han accedido al templo.

En la eucaristía se ha guardado una amplia distancia social, con sólo dos fieles por banco, uno a cada esquina, y la mitad de las filas de bancos inhabilitadas, según ha explicado a Efe el párroco Florencio Gago.

Además, los voluntarios han repartido mascarillas a la entrada del templo, han invitado a los feligreses a lavarse las manos con gel hidroalcohólico y a pisar en una alfombra con lejía colocada a la entrada para desinfectar así la suela de los zapatos.

Pese a todas esas «incomodidades» y otras adoptadas ya una semana antes del estado de alarma, como el no darse la mano en el momento de la paz o que el párroco se lave las manos antes de dar la comunión, los asistentes a este primer oficio religioso pos-covid-19 en Zamora han celebrado el poder recuperar la misa diaria.

Angelita Álvarez ha confesado que estaba muy contenta de poder volver a la iglesia mientras que Josefa Anta ha apostillado que ver la misa por televisión no era lo mismo y que para ella esta primera eucaristía ha llegado en un día muy especial porque su padre falleció un 18 de mayo.

Una de las voluntarias que se han encargado de explicar a los feligreses las nuevas normas de prevención frente al coronavirus en misa, Eva María Alonso, ha indicado que disponen de mascarillas, tanto para adultos como para niños, para que nadie se quede sin protección al acceder al templo.

Por su parte, el sacerdote Florentino Gago ha reconocido la alegría de los parroquianos al retomar los oficios religiosos presenciales.

Eso pese a que las comuniones se han tenido que aplazar a septiembre y que las normas terrenales han obligado a hacer pequeños cambios en los ritos divinos, como guardar la distancia social también a la hora de confesar los pecados a Dios.

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