La Policía Nacional ha detenido a un hombre de 45 años y origen marroquí tras protagonizar un violento incidente en el barrio de la Macarena. Armado con dos cuchillos, el individuo causó heridas a dos personas que se encontraban en una terraza y provocó daños en dos locales y en un vehículo estacionado. Los agentes que intervinieron lograron reducirlo, a pesar de que el sospechoso intentó atacarlos con las armas blancas. Uno de los policías, aún en periodo de prácticas, actuó con gran profesionalismo junto a su compañero, un oficial con más experiencia.
El suceso tuvo lugar el pasado viernes 30 de agosto, alrededor de las 19.40 horas, en la calle Playa de Rota, en el barrio del Cerezo. La Policía recibió varias llamadas al 091 alertando sobre la presencia de un hombre que, armado con dos cuchillos y cubierto de sangre, parecía haber sido apuñalado. Una patrulla cercana llegó rápidamente al lugar, encontrándose con un grupo de personas aglomeradas en la calle Playa de Valdelagrana, que señalaban hacia el individuo a unos metros de distancia.
Los agentes localizaron al sospechoso en la intersección de la calle Playa de Rota, donde se encontraba sin camiseta y mostrando una actitud extremadamente violenta, amenazando a quienes se cruzaban en su camino. A pesar de que inicialmente pareció obedecer las órdenes de la Policía para soltar los cuchillos, rápidamente retomó su actitud agresiva y se abalanzó hacia los agentes, quienes se vieron obligados a reducirlo por la fuerza. Los cuchillos fueron decomisados y el hombre fue arrestado.
Después de su detención, el hombre fue trasladado a la Jefatura Superior de Policía, no sin antes pasar por un centro de salud para ser atendido por sus heridas. Durante el trayecto, mantuvo una actitud violenta, golpeando repetidamente la mampara del patrullero con la cabeza, lo que le causó nuevas heridas.
Antes de la intervención policial, el marroquí había atacado a dos jóvenes ecuatorianos, un hombre de 25 años y una mujer de 28, que estaban sentados en la terraza de un bar en la avenida de San Lázaro. El agresor irrumpió en el lugar, gritando y golpeando la mesa donde estaban los jóvenes, rompiendo platos y vasos, lo que les causó cortes en los brazos y manos. Luego, entró al bar, tomó los cuchillos y regresó para amenazarlos de muerte. Los jóvenes lograron escapar antes de ser atacados con las armas.
Varios testigos informaron que el mismo hombre marroquí había causado problemas en otro establecimiento cercano, una cafetería en la calle Otoño, en el barrio de la Hermandad del Trabajo. Allí, el individuo rompió una ventana del local tras preguntar por el dueño y no encontrarlo. Sin decir una palabra, golpeó la cristalera con un puño, la destrozó y luego tiró al suelo todos los vasos y tazas que encontró en la barra. Posteriormente, salió del local y dañó un coche estacionado, rompiendo la ventanilla delantera derecha y el intermitente izquierdo.
