El PP ha tenido convención y, por algún extraño motivo, mis cabececeras consideran esta apoteosis de la nada como la noticia del día. Quizá porque son muy convencionales. La prensa de información general es cronista de la espuma, no de lo que realmente cuenta. Diría que tiene obsesión por la política, pero sería excesivo; más bien, es a la política lo que la prensa del corazón a la vida sentimental de los famosos.
Siendo el PP, por lo demás, no es nunca fácil encontrar sustancia, y ya no estamos para vivir de consignas muertas, que tanta traición vergonzante han convertido en sarcasmo. Por otra parte, su absoluta nadería hace fácil a tirios y troyanos titular por extremos opuestos de forma plausible.
De hecho, los titulares podrían escribirse a ciegas, sin esperar la dichosa convención, porque cada cual tiene su caballo favorito, así corra cojo. ¿Qué hay, por ejemplo, de sorprendente en que El País titule que ‘Casado utiliza su discurso más duro para proclamar el regreso del «PP verdadero»?
Uno no sabe por dónde empezar para analizar esa frase. Quizá por la imagen de Casado y la dureza, que viene a ser como subrayar la ferocidad de Bambi. O esa tontería del «PP verdadero». ¿Están diciendo que hasta ahora estaba uno falso? ¿Van a decir cuál es, como en la escena final de una novela de Agatha Christie? Todos eran «verdaderos» porque todos eran falsos, es decir, que lo verdadero en el Partido Popular ha sido la ambición de administrar sin imaginación las iniciativas del socialismo.
Es revelador que no haya titulares entrecomillados, con lo apañados que son en estos casos. Pero la verborrea inane da mal para titular, y no sirve ni a amigos ni enemigos. El País no podría explicar el ‘discurso duro’ con una frase literal, que sería previsiblemente blanda, y los más favorables tampoco podrían pretender una renovación con la vieja fraseología.
El Mundo saca al líder ‘pepero’ saludando a lo militar, con esa sonrisa que parecen haberle plastificado desde que entró en el partido: ‘Casado ofrece un ‘contrato liberal’ para regresar al ‘PP verdadero’. ¿Va Casado a cortejar a los liberales, esos que arrasan en las urnas? Porque el brutal intervencionismo aplicado hasta ahora era de broma, supongo, y porque los votantes nunca les han oído eso de que «esta vez sí que sí, va en serio».
El líder en portada de ABC: ‘Casado llama a los votantes a rechazar copias y volver al PP’. ¿Copias? ¿De qué? Ser copia del PP equivaldría a ser copia desleída del PSOE de ayer, copia de una copia. El otro día titulaban que el Partido Popular se propone ‘blindar’ las leyes de género para que Vox, si sigue subiendo, no pueda tocarlas. ¿Es ese el PP verdadero que alguien quiere copiar? Bueno, quizá Ciudadanos, no sé.
La Razón, quién lo duda, echa el resto y convierte en realidad el deseo de Casado: ‘Casado une al «PP verdadero» en el centro para frenar a Vox’. Por lo que me han contado de la trastienda de la convención, «une» es verbo asaz exagerado. En cuanto al centro, es aquel punto imaginario del espacio político en el que no hay modo de sostenerse ni de puntillas y que te hace parecer izquierda para unos y derecha para los demás.
Por último, es bastante significativo que a unos partidos haya que derrotarlos y a otros, que frenarlos.