Un explosivo reportaje de los periodistas independientes Paul Thacker y Matt Taibbi revela que el Centro para Contrarrestar el Odio Digital del Reino Unido (CCDH), que asesora a la campaña de Kamala Harris, tiene como objetivo «matar» a la red social X de Musk. El multimillonario dueño de X ha presentado el exhaustivo reportaje desde su cuenta de la red social con este sucinto comentario: «Es la guerra».
Cuentan los periodistas que documentos internos del Centro para Contrarrestar el Odio Digital —cuyo fundador es el operador político británico Morgan McSweeney, que ahora asesora a la campaña de Kamala Harris— muestran que el grupo planea por escrito «matar» a Twitter mientras fortalece los lazos con la administración Biden-Harris, y con demócratas como la senadora Amy Klobuchar, quien ha presentado múltiples proyectos de ley para regular la «desinformación» en línea. ¿Podemos ya hablar de «interferencia británica» en las elecciones norteamericanas, o eso sólo vale con Rusia?
El Centro para Contrarrestar el Odio Digital es un aliado activista «antidesinformación» del Partido Laborista del primer ministro, Keir Starmer, y un vehículo de comunicación para el think tank neoliberal del Partido Laborista, Labour Together. Tanto el CCDH como Labour Together fueron fundados por Morgan McSweeney, a quien se le atribuye haber guiado el ascenso de Starmer.
Los documentos del CCDH tienen una importancia particular porque los agentes políticos de Labour Together han estado enseñando estrategia electoral a Kamala Harris y Tim Walz, lo que llevó a Politico a llamar al Partido Laborista y a los demócratas «partidos hermanos «.
Quizá los demócratas sientan cierta urgencia por cerrar la ventana de libertad de expresión que representa X, sobre todo para presentar una narrativa tersa y única de lo que pueda pasar en la noche electoral y en los días siguientes. Por lo que pueda pasar ya están haciendo declaraciones demenciales sobre interferencia electoral por parte de entidades extranjeras, tal y como en 2016 con Rusia, y amenazando con bloquear la certificación de las elecciones a menos que su candidata sea instalada. Un ejército de abogados de ambos bandos se está desplegando por todo el país en previsión de un fraude electoral masivo, similar al que ocurrió durante las elecciones de 2020