A determinado nivel, reza el dicho, la incompetencia es indistinguible del sabotaje. Es el caso de los gigantescos incendios que están devastando el área de Los Ángeles en Estados Unidos y que no, no se deben al «cambio climático», salvo en el sentido de que, como en las riadas de Valencia, la obsesión ecológica ha contribuido a empeorar las condiciones.
La causa principal —quitando, claro, la primera chispa— es la incompetencia, una incompetencia que ha denunciado el próximo vicepresidente de Estados Unidos, J. D. Vance. Durante una entrevista en Fox News Sunday, criticó la pésima política de la administración demócrata en California y concretamente en Los Ángeles como responsables indirectos de los incendios, que se han cobrado ya una decena larga de víctimas mortales e incontables desplazamientos.
«Quiero decir, algunos de estos embalses llevan secos quince o veinte años», añadió Vance. «Se informa que las bocas de incendio están secas mientras los bomberos intentan apagar estos incendios. Hay una grave falta de gobernanza competente en California. Y creo que es parte de la razón por la que estos incendios se han vuelto tan graves. Necesitamos hacer un mejor trabajo tanto a nivel estatal como federal».
Para la prensa al uso, sin embargo, el culpable es el sospechoso habitual, el «cambio climático». Así lo escribe en Reuters Melina Walling en un artículo titulado El cambio climático contribuyó a una semana de clima salvaje que trastocó la vida en Estados Unidos. Sólo que ya no cuela; los lectores en redes sociales empiezan a reaccionar con disgusto a esta tendencia a culpar al clima (alterado por la acción humana) de cualquier cosa mala que ocurra.
Así, muchos han preguntado a Walling por qué su artículo ni siquiera cita que el depósito de Pacific Palisades, que se suponía debía proporcionar agua para extinguir el incendio, estaba completamente vacío, ni la gran cantidad de informes sobre incendios provocados.
Tom McClintock señala en el Wall Street Journal que el culpable más probable de la tragedia podemos encontrarlo en las recientes políticas ambientales y sociales extremas de los estados. «Los izquierdistas ambientalistas prometieron que leyes como la Ley Nacional de Política Ambiental, la Ley de Áreas Silvestres y la Ley de Especies en Peligro de Extinción protegerían y mejorarían el medio ambiente», escribe McClintock. «Cincuenta años después, tenemos derecho a preguntar: ¿cómo va todo? Entre 2012 y 2021, perdimos una cuarta parte de las tierras forestales de California a causa de los incendios forestales. Un estudio de la UCLA estimó que los incendios de California de 2020 liberaron a la atmósfera el doble de gases de efecto invernadero de lo que se había evitado gracias a los 18 años anteriores de restricciones impuestas principalmente por el gobierno»
Y concluye: «La tragedia en el sur de California es el resultado de décadas de políticas autodestructivas implementadas por políticos tontos. Podemos cambiar las políticas que nos metieron en este lío derrocando a los políticos que las implementaron. Esperemos que se haga antes del próximo gran incendio«.