Después de años aplicando el marco ideológico woke en sus corporaciones, los Ejecutivos parecen haberse dado darse cuenta de que estos programas están llevando a sus empresas a la ruina económica; una situación que puede agravarse tras la toma de posesión del ya nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Durante 2024, un amplio grupo de empresas de la lista Fortune 500 anunciaron que abandonaban los programas basados en raza y género para sus empleados y que se retiraban de los clubes climáticos de cero emisiones netas.
Ahora, las empresas que han anunciado que cancelarán o reducirán sus programas de diversidad, equidad e inclusión (DEI, por sus siglas en inglés) y los criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) incluyen a Meta, Walmart, Ford, McDonald’s, Harley-Davidson, John Deere, Tractor Supply Company, Lowe’s, Molson Coors, Nissan, Toyota y Stanley Black & Decker. Además, pocas semanas antes de la celebración de las elecciones presidenciales que dieron la victoria al republicano, seis de los mayores bancos estadounidenses (Goldman Sachs, Citigroup, Wells Fargo, JPMorgan Chase, Bank of America y Morgan Stanley) también tomaron la decisión de abandonar la Alianza Bancaria Net-Zero patrocinada por la ONU.
Esta retirada ha tenido consecuencias directas, como la decisión tomada el pasado 13 de enero por la iniciativa Net Zero Asset Managers (NZAMi) de suspender sus actividades después de que el gigante inversor BlackRock anunciara su retirada del club unos días antes.
«Tanto ESG como DEI están en peligro de extinción«, dijo a The Epoch Times el ex fiscal general de Kentucky y actual director Ejecutivo de la organización 1792 Exchange, Daniel Cameron. «Creo que se debe a que las empresas se están dando cuenta de que gran parte del país simplemente quiere que nuestra comunidad corporativa se concentre en crear y desarrollar excelentes productos y brindar un excelente servicio, en lugar de impulsar o predicar una agenda partidista«, añadió.
Por otro lado, la victoria de Trump ha supuesto un punto de inflexión en la aplicación de estas políticas. «La elección de Trump puso sobre aviso a los partidarios de ESG, y creo que la reciente salida de varios bancos y gestores de activos importantes del cártel anticombustibles fósiles de la ONU confirma que el movimiento ESG está en cuidados intensivos», dijo el congresista Riley Moore al citado periódico.
La ideología ESG, un fracaso anunciado
La ideología ESG se originó en las Naciones Unidas en 2004 como una forma de lograr que las empresas privadas se sumasen a los objetivos climáticos y sociales progresistas conocidos como los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.
Los criterios ESG, junto con su componente DEI, fueron aclamados por sus defensores como herramientas esenciales de gestión de riesgos que no sólo eran buenas para la sociedad, sino también para los resultados de las empresas.
Así, la mayoría de las grandes corporaciones se sumó a la idea y empezó a implementar programas de contratación y promoción basados en la raza o en el género de los empleados o candidatos. En 2023, el 90% de las empresas habían implantado programas ESG, según una encuesta de Ernst & Young.
El movimiento fue tan rápidamente asumido por las compañías que se transformó en una industria que dominaba el panorama empresarial. El gigante de los criterios ESG incluía gestores de activos, consultores, agencias de calificación, contables, agentes de representación, gestores de fondos de pensiones y numerosos clubes climáticos. Además, contó con el respaldo de miles de millones de dólares de Wall Street, así como de fondos de pensiones e inversiones estatales y nacionales. Los dólares de inversión impulsados por criterios ESG superaron los 30.000 millones en 2024, según informes de Bloomberg Intelligence, y el banco de inversiones Morgan Stanley informó de que los fondos de «sostenibilidad» representaban aproximadamente el 8% de todos los activos bajo gestión en todo el mundo en 2023.
La Administración Biden también apoyó con fuerza el movimiento ESG. En 2021, el ahora expresidente firmó una orden ejecutiva para «promover la diversidad, la equidad, la inclusión y la accesibilidad en todos los sectores de la fuerza laboral federal». Y en 2022, el Departamento de Trabajo de Estados Unidos modificó sus normas para permitir que los administradores de activos de pensiones privadas de la Ley de Seguridad de Ingresos de Jubilación de Empleados (ERISA) tuviesen en cuenta «el cambio climático y otros factores ambientales, sociales y de gobernanza» al invertir el dinero de las pensiones.
Además, en marzo de 2024 la Comisión de Bolsa y Valores (SEC, por sus siglas en inglés) implementó lo que se conoció como la regla de «contabilidad verde», que requería que todas las empresas que cotizaban en bolsa auditaran y documentaran sus «riesgos relacionados con el clima», sus emisiones de dióxido de carbono y sus estrategias para reducirlos.
La llegada de Trump es el principio del fin
Las cosas van a cambiar a partir de este lunes más de lo que ya lo venían haciendo los últimos meses con empresas que abandonaban sus programas woke ante los malos resultados económicos que estaban obteniendo. El nuevo presidente se ha comprometido a poner fin a los DEI en todo el gobierno federal y en las universidades financiadas por el Estado y, en previsión de ello, el FBI cerró en diciembre su Oficina de Diversidad e Inclusión. Y es probable que la nueva Administración también revierta la regla de contabilidad verde de la SEC y restablezca las políticas anteriores que prohíben la inversión no pecuniaria de los fondos de pensiones.
Sin embargo, los críticos advierten de que esta ideología aún tiene vigencia. «La lucha para erradicar los factores ESG/DEI de las empresas estadounidenses sólo ha comenzado», ha asegurado el gerente de cartera de Inspire Investing, Tim Schwarzenberger, a The Epoch Times.