Pese a su extraordinaria ofensiva de las primeras semanas, cuando empezó a firmar decretos como si no hubiera mañana en cumplimiento de sus promesas electorales, hay un aspecto esencial del programa electoral del presidente Trump que, a ojos de muchos afectos al MAGA, que parece desinflarse a ojos vista: las deportaciones de inmigrantes ilegales, verdadero pilar de su plataforma. Pese a un puñado de redadas más o menos efectistas, el ritmo de deportación es inferior incluso a la época de Barak Obama, se quejaban los trumpistas.
Pero ahora Trump acaba de ordenar al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) que amplíe los esfuerzos para detener y deportar a los inmigrantes ilegales en el país.
En una publicación en su propia red social, Truth Social, Trump instó al ICE a hacer todo lo posible para llevar a cabo lo que describió como la «mayor operación de deportación masiva de extranjeros ilegales en la historia», particularmente en ciudades como Los Ángeles, Chicago y Nueva York, donde se concentran muchos inmigrantes ilegales y donde, precisamente, han estallado protestas violentas en los últimos días, con miles de manifestantes marchando hacia las instalaciones de ICE para oponerse a la aplicación de la ley de inmigración. En algunos lugares, las protestas provocaron heridos cuando los manifestantes se enfrentaron con las fuerzas del orden.
Trump señaló que los oficiales de ICE enfrentan violencia y amenazas de los opositores a la operación, pero enfatizó que nada disuadirá a su administración de cumplir con su mandato.
El presidente dijo que había ordenado a su administración que pusiera «todos los recursos posibles detrás de este esfuerzo», al tiempo que ofreció su apoyo inquebrantable a ICE en la ejecución de la misión. «Nuestro gobierno federal continuará enfocado en la remigración de extranjeros a los lugares de donde vinieron, y en prevenir la admisión de cualquier persona que socave la tranquilidad interna de los Estados Unidos», concluyó.
