Al partido político del millonario Babis le ha seguido, en porcentaje de voto, el partido conservador OSD (con más de un 12% de los electores)
Lejos de atenuarse, el declive de la socialdemocracia europea prosigue con ritmo vigoroso. Así lo muestran las elecciones que han tenido lugar en la República Checa, en las que los socialdemócratas, que hasta ahora gobernaban el país, se han hundido con un pobre 7% de los votos; y en las que se ha impuesto el millonario Andrej Babis, un personaje al que los medios de comunicación han comparado de manera reiterada con el presidente norteamericano, Donald Trump.
Babis, que lidera el partido ‘Alianza de Ciudadanos Descontentos’ y que fue durante un tiempo vicepresidente económico de la anterior coalición de gobierno en Chequia, ha obtenido un 30% de los votos con un programa de cariz euroescéptico en el que se amenaza con la insumisión a varias normativas europeas, a aquéllas más perniciosas para el país.
Al partido político del millonario Babis le ha seguido, con más de un 12% de los sufragios, el partido conservador OSD. Una formación más proclive a la Unión Europea con la que es probable que la ‘Alianza de Ciudadanos Descontentos’, nacida del hartazgo general a propósito de la corrupción, pacte para formar gobierno. En tercer lugar, y de modo sorprendente, ha quedado el Partido Pirata, cuyo propósito fundamental es dinamitar el sistema.
Pero lo más preocupante para la Unión Europea es el notable ascenso del SPD, que, encabezado por el checo-nipón Tokio Okamura, abandera un discurso muy crítico con las políticas de Bruselas y reacio a la acogida de inmigrantes islámicos. No en vano, se ha presentado a los comicios con el lema ‘Stop Islam. Stop Terrorismo’ y propugna la celebración en Chequia de un referéndum sobre la permanencia en la hogaño lánguida institución comunitaria.
El programa de Babis
Como ya se ha señalado, el elegido como presidente de la República Checa, Andrej Babis – propietario de diversos medios de comunicación del país -, ejerció durante un tiempo como vicepresidente de Economía y Finanzas del anterior Ejecutivo, que estaba compuesto, en coalición, por socialdemócratas y democristianos. Un pasado político que no ha constituido óbice para que los ciudadanos depositen en él su confianza.
Probablemente esta confianza responda al mismo programa electoral de Babis, cimentado en una contundente retórica contra la corrupción, el euro, la inmigración excesiva y el resto de los partidos políticos, a los que acusa de haber consolidado un sistema corrompido.
Precisamente a las formaciones políticas se refiere una de las medidas más controvertidas de entre las propuestas por el millonario. Así, Babis ha dejado caer en determinadas ocasiones su propósito de limitar el número de partidos con afán de beneficiar la gobernabilidad de República Checa.