El comisario europeo de Migración, Asuntos Internos y Ciudadanía, Dimitris Avramopoulos, se ha mostrado convencido de que los atentados yihadistas constituyen un mal inexorable (al menos en la Europa hodierna)
Los europeos nos hemos acostumbrado a convivir con la violencia. Desde hace años, no en vano, los países del Viejo Continente padecen periódicos atentados yihadistas y contemplan con impotencia cómo las violaciones y las agresiones callejeras – provocadas, en parte, por ese multiculturalismo que predican las élites políticas y mediáticas – crecen conforme pasan los días.
Esta dramática situación, en cualquier caso, no ha llevado a la clase política continental a adoptar medidas eficaces, sino a apelar – no abiertamente, claro – a una suerte de resignación estoica. Ello queda ejemplificado por las más recientes declaraciones del comisario europeo de Migración, Asuntos Internos y Ciudadanía, Dimitris Avramopoulos, quien se ha mostrado convencido de que el terrorismo constituye una realidad inexorable (al menos en nuestro tiempo).
De esta manera, en una alocución pronunciada este fin de semana, Avramopoulos ha reflexionado sobre el futuro de la violencia yihadista en Europa: ‘No podemos contemplar la posibilidad de más víctimas en nuestro suelo, pero la realidad es que probablemente nos veamos obligados asumir más en los próximos años’, ha aseverado con desconcertante pesimismo (a él le corresponde, en parte, evitar que los atentados se produzcan).
En su discurso, el comisario de Asuntos Internos ha anunciado la concesión de 120 millones de euros a las grandes ciudades europeas, de tal modo que éstas puedan combatir mejor la ola de atentados yihadistas.
En virtud de esta ayuda económica, la Unión Europea orientará a los regidores de las capitales europeas en cuestiones de seguridad. ‘Estamos desarrollando material de orientativo: fortalecer la protección física de los edificios; mejorar la protección de eventos específicos, tales como los acontecimientos deportivos, y de lugares como los aeropuertos; reforzar el diseño y la planificación de espacios públicos para tornarlos más seguros; expandir el uso de métodos de detección fiables’, ha señalado Avramopoulos dirigiéndose a los alcaldes de las urbes.
Internet y la radicalización
Siguiendo la malhadada costumbre de sus colegas, el comisario se ha revelado incapaz de enunciar las causas de esta espiral de violencia (tanto terrorista y callejera). Así, en lugar de apuntar a la inmigración, el islam y el multiculturalismo, se ha referido a la importancia de Internet (que no es causa, sino medio que facilita).
En este sentido, Avramopoulos se ha mostrado convencido de que la mejor forma de combatir el terrorismo yihadista es controlar Internet: ‘Desde hace algunos años, la Radicalization Awareness Network ha estado trabajando con expertos en vuestras ciudades para afrontar la cuestión de la radicalización y sus causas (…) Desde 2015, cuando convoqué el Foro de Internet de la UE, hemos estado trabajando con las compañías de Internet para asegurarnos de que la propaganda terrorista es rápidamente eliminada, pero también de que la sociedad emita narrativas alternativas’.
Cuando encumbran el multiculturalismo (y el islam) y lloran los atentados terroristas, los gobernantes europeos ponen tronos a las causas y cadalsos a las consecuencias. Y éste es el peor de los pecados que un político puede cometer.