El Gobierno de Budapest ha reiterado su exigencia de que dimita el alto comisionado para los Derechos Humanos de la ONU, Zeid Ra’ad al Hussein, después de que este se ratificara en su ataque contra Viktor Orbán, al que ha tildado de «racista» y «xenófobo».
«El alto comisionado debería dimitir», pues «se ha comportado de una manera impropia de su cargo porque un funcionario internacional, con un magnífico sueldo que recibe de las contribuciones de los países miembros, no puede hablar así y lanzar una guerra contra un primer ministro elegido democráticamente», ha afirmado el titular húngaro de Exteriores, Péter Szijjártó, según la agencia MTI.
El Ejecutivo magiar, ha añadido, «aceptará el duelo» y no dejará entrar ni un inmigrante irregular en el país.
Szijjárto ya había pedido el cese de Zeid, después de que este declarase que «los xenófobos y racistas ya ni se sienten incómodos en Europa, como es el caso de Viktor Orbán en Hungría».
En un artículo de opinión publicado por su oficina en Ginebra, el alto comisionado admitió este martes que llamó «al cada vez más autoritario, aunque elegido democráticamente Viktor Orbán, racista y xenófobo», pero no le comparó con los dictadores del siglo XX, de lo que le acusó anteriormente el ministro.
«No, no dimitiré sin demora como reclama en una carta el ministro. Porque es hora de enfrentarse a los bravucones de la calaña del señor Orbán. El odio es una fuerza combustible y no prevalecerá, ni en Europa ni ahora», ha recalcado Zeid.
Este miércoles Szijjárto ha reiterado la postura de Budapest de que es competencia exclusivamente nacional decidir a quién se le permite vivir en el país.
Rechazo a la inmigración masiva
El Gobierno de Orbán se opone tajantemente a la inmigración masiva y rechaza el sistema de reubicación de refugiados en los países comunitarios impuesto por la Unión Europea.
También su campaña electoral para las legislativas del 8 de abril próximo está centrada en el peligro para la cultura y la seguridad de Hungría que supondría la llegada masiva de refugiados e inmigrantes.
Con una intención del voto de en torno al 48 %, los sondeos vaticinan que el partido Fidesz de Orbán será reelegido para un tercer mandato.
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