La agencia federal de inteligencia de Alemania acaba de determinar oficialmente que unos quince millones de alemanes —los votantes del que es ya el partido con mayor intención de voto del país, Alternativa para Alemania (AfD)— son «extremistas», facilitando así su ilegalización.
La Oficina Federal para la Protección de la Constitución (BfV) lleva desde al menos 2021 poniendo bajo sospecha a AfD, pero ya ha dado el paso que muchos esperaban de calificarles de «extremista de derecha» tras un «examen pericial intensivo y exhaustivo». Eso significa, para empezar, que se les puede tener bajo vigilancia policial.
BfV afirma en su comunicado que el posicionamiento antiinmigratorio de AfD «no es compatible con el orden fundamental libre y democrático», añadiendo que el partido soberanista no considera a los ciudadanos alemanes con antecedentes migratorios de países de origen musulmán como miembros iguales del pueblo alemán.
El vicepresidente de BfV, Sinan Selen, y la vicepresidenta, Dra. Silke Willems, declararon conjuntamente: «Estamos convencidos de que Alternativa para Alemania es un movimiento claramente de extrema derecha«. Algunas facciones de la AfD, como su ala juvenil, ya habían sido clasificadas como extremistas.
Una encuesta realizada por Ipsos en marzo situó a AfD como la primera fuerza en intención de voto por primera vez.
