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Y LA TERCERA DE LA MUNDO

La capital de Hungría es la ciudad de la UE más segura para las mujeres que viajan solas

Discurso de Viktor Orbán en la Marcha por el Día de la Independencia de Hungría. Reuters

Budapest, la capital de Hungría, es la ciudad de la Unión Europea más segura para las mujeres que viajan solas, según el sitio de viajes WayAway.

El informe, basado en entrevistas e informes de seguridad, y elaborado tras el estudio de más de 200 ciudades de todo el mundo, determina que el primer lugar lo ocupa Reikiavik, capital de Islandia, y el segundo, la capital de Puerto Rico, San Juan. Budapest es la tercera del mundo y, en consecuencia, la primera de la UE.

El Gobierno de Viktor Orbán se caracteriza por priorizar en sus políticas la seguridad de sus compatriotas y de quienes viajan al país, quiere un país seguro, en el que pasear por las calles no suponga un peligro. El pasado año anunció el impulso de una fuerza especial para proteger sus fronteras a través de unas «unidades encargadas de salvaguardar la seguridad en colaboración con la Policía».

Orbán, que lleva más de una década defendiendo la soberanía y la identidad de su pueblo, es muy crítico con la teoría del «reemplazo poblacional» que sostienen algunos líderes globalistas europeos. «

Los húngaros debemos establecer nuestro rumbo y crear nuestra propia política (…) ante las olas recurrentes de políticas suicidas en el mundo occidental. Uno de esos intentos de suicidio es el gran programa de reemplazo de población europea, que busca reemplazar a los niños cristianos europeos con inmigrantes, con adultos llegados de otras civilizaciones», manifestó en su discurso tras ser reelegido como primer ministro en las elecciones del pasado año.

En la misma línea, insistió en la protección de las fronteras. «Seguiremos defendiendo nuestras fronteras, no desmantelaremos la valla y no dejaremos entrar a los inmigrantes ilegales», dijo. Y añadió que un número cada vez mayor de húngaros siente que Hungría es «una isla de paz, una fortaleza de orden y seguridad, uno de los últimos baluartes de la libertad». «Hace treinta años pensábamos que Europa era nuestro futuro; hoy pensamos que somos el futuro de Europa. Sintamos el peso de nuestra responsabilidad», concluyó.

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